Ser un Darko

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Ser un Darko...

Un apellido poco conocido ¿cierto?

Según mi padre es un apellido muy importante en nuestra familia por nuestra posición social, pero ser el hijo del medio de un empresario el cual es dueño de casi todos los clubes y casinos de la ciudad no es nada impresionante.

Al menos no para mi.

Éramos de gran parecido físicamente, pero siempre teníamos esas cosas que nos distinguían.

Por ejemplo mi hermano mayor Jake. Él siempre ha sido muy suceptible dependiendo la situación, o era muy amable o era una mierda de persona, le encantan las fiestas y salir muy seguido.

A diferencia de él yo pienso que aprender los negocios de mi padre era aburrido,  además de ser el hermano "invisible", soy más de quedarme en mi habitación leyendo un libro interesante, o en una biblioteca donde no hayan personas al rededor, me gusta el silencio porque siento que hay paz, al paso de los años me he acostumbrado a estar más apartado y encerrarme en mi propio mundo.

Aunque debo admitir que aparte del físico me parezco a veces  en cuanto a comportamiento.

Jake siempre nos ha aconsejado que no deje que nadie nos joda y tenía mucha razón, vivimos en una sociedad donde todos somos verdugos y crucificamos a los débiles, a la mala lo aprendí.

Por esa razón prefiero evitar a las personas.

Y por otro lado está Adam, siempre ha sido sensible, se preocupa más por los demás que por el mismo y la mayoría de las veces Jake lo mantiene alejado o lo molesta, pero en realidad es la única compañía sincera que tenemos.

Jake estaba muy ocupado impresionado a papá, mientras nosotros pasábamos tiempo con nuestra madre comprensiva que siempre intentaba mantenernos felices y llevar una niñez normal.

Eramos una familia tranquila, lo teníamos todo, una gran casa, todos las cosas que queríamos, y padres felizmente casados, tenían sus discusiones, pero siempre lo arreglaban y se mantenían juntos, hasta que llegó una de las personas que nunca pensamos, arruinaría nuestras vidas...

Casa de los Darko muchos años antes.

Esa noche horas antes de la llegada de nuestro invitado estábamos sentados en una mesa, nuestra madre con su cabello castaño oscuro suelto, ella tenía ese aire joven, siempre estaba elegante. Adam mi hermano menor por dos años quien estaba sentado junto a ella y Jake estaba frente a mi terminando la cena.

Tenía siete años, Jake ocho y Adam cinco.

Nuestro comportamiento era bastante diferente.

Mientras yo movía mi cuchara en el plato, Adam estaba en silencio y Jake estaba quejándose como siempre, pero mi madre nos explicaba que sucedería cuando llegara el nuevo miembro de la familia.

— ¡Joder!, Que no compartiré habitación con ese niño — exclamó Jake con molestia.

—Jake, te he dicho muchas veces que no repitas todo lo que tu padre dice — lo reprendió mi madre, luego tomó su mano — no tendrás que compartir habitación, ninguno de ustedes.

Cuando ella me miró sonreí levemente.

— Lo siento, pero es que no es justo, ¿por qué tenemos que convivir con alguien que no conocemos?, No es nuestra culpa que no tenga mamá, ya es suficiente con Adam — Jake se cruzó de brazos.

Aquí vamos de nuevo.

Volteo los ojos y me concentro en el plato, siempre tiene que sacar ese tema.

— No hables así de tu hermano — miró seria a Jake y su mirada se suavizó al voltear para ver a Adam que estaba con sus ojos cristalizados, ella tomó su mano — No lo escuches, ¿ok cariño?, también eres parte de esta familia.

Las decisiones de Ioan Darko©Where stories live. Discover now