CAPÍTULO 2: UN TAXI

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CAPÍTULO 2

Después de eso Oswald y Edward no volvieron a hablar mucho más ya que siempre que lo veía estaba trabajando y eso le sorprendió, normalmente los empleados que contrataba de su edad siempre acababan ganduleando o intentando ligar con las camareras, pero él solo se limitaba a hacer su trabajo, como mucho en sus descansos leía libros bastante densos y eso le llamaba más la atención. Ese chico no parecía al resto.

Ahora estaba en su cuarto arreglándose para su fiesta con la alta sociedad de Gotham, en esta ocasión llevaba un traje de tres piezas de pantalones grises a rayas, chaqueta morada, chaleco negro, camisa blanca y un pañuelo morado. Se miró al espejo comprobando que todo estuviera en su sitio, se colocó el sombrero de copa y el monóculo que le parecía que le hacía verse más distinguido y salió cuando escuchó ensayar a la pequeña orquesta que contrató para el evento así que bajó para asegurarse de que todo estuviera tal y como esperaba.

Por otra parte, Edward estaba entrando en la mansión del magnate realmente sorprendido por cómo era el lugar, sabía que sería algo así cuando le dieron la dirección puesto que estaba en una de las zonas más ricas de la ciudad, pero no creía que sería tan imponente.

Tardó un rato en entrar puesto que la entrada de la casa era un enorme jardín y se distraía con tanta estatua y arbusto decorativo y se distrajo más aún cuando entró por aquella entrada tan enorme, se notaba que la casa era de principios de siglo por solo ver su arquitectura y cada detalle de los muebles. Cuando entró no había nadie así que esperó a que alguien lo atendiera, pero mientras tanto miraría los cuadros que había colgado en las paredes fascinado por su belleza y su valor artístico.

Nygma no se consideraba un experto en arte, pero siempre le había impresionado toda la labor y habilidad que podía realizar el ser humano en su fijación por retratar el mundo tal y como lo veían; siempre había soñado con tener alguna obra de arte en su casa, pero su sueldo no se lo permitía, como mucho se podía permitir una copia barata del todo a cien, y ni eso.

- Eh tú, ¿qué haces aquí? – dijo una mujer que por su ropa parecía del servicio.

- Oh, disculpe, vengo porque me habían contratado como barman.

- No puedes entrar por aquí, deberías haber entrado por la puerta de servicio – le dijo bastante seria la mujer ya que temía qué podría decirle su jefe si veía aquella falta.

- No seas tan dura Olga – dijo una voz en la planta alta seguido del ruido de unos pasos dispares que bajaban por la escalera – Seguro que no lo sabía – dijo cuando al fin bajó del todo las escaleras y tenía justo en frente al joven y a su sirvienta – Me alegro de verle señor Nygma – miró a su sirvienta – Tranquila, ya me encargo yo – dijo haciéndole un gesto para que se fuera dejando solos a los dos - ¿Le ha costado encontrar el sitio? – dijo mirando su ropa la cual consistía en unos pantalones vaqueros, unos zapatos con la suela fina, probablemente del uso, y un jersey marrón algo desgastado junto con una mochila negra que parecía que tenía bastantes años. El mayor sin querer arrugó un poco la nariz a modo de desaprobación mientras pensaba que hasta el uniforme de camarero le sentaba mejor que eso.

- No se preocupe, no voy a trabajar con esta ropa, aquí tengo el uniforme y unos zapatos de trabajo – explicó al darse cuenta de esa expresión mientras señalaba su mochila.

- No, no era por eso, es que no esperaba que normalmente vistieras así – sonrió. Ed se lo tomó como una burla, pero en realidad no había maldad en las palabras de Oswald - ¿Sueles ir a los sitios andando? – preguntó por sus zapatos.

- A veces – por no decir siempre ya que ir en metro o en autobús casi era un lujo para él. De todas formas estaba acostumbrado, a veces podía caminar incluso durante por una hora seguida para ir a su destino como hubiera sido su caso, pero por suerte el Pingüino le pagó el desplazamiento así que agradeció ese detalle.

Te encontré (Nygmobblepot)Where stories live. Discover now