Espíritu

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Una nueva mañana llega, y todo parece andar como siempre -en términos de Arthur y Merlín-

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Una nueva mañana llega, y todo parece andar como siempre -en términos de Arthur y Merlín-.

Ambos amanecen juntos, y por primera vez en estos días, no están tomados de las manos. Ellos más bien están abrazándose, entrelazando sus piernas y sintiendo la calidez de la respiración mutua.

El primero en notarlo es Merlín. No hace nada más que no sea sonreír y acurrucarse más hacia su príncipe.

Quizá se sintió tan cómodo, tan protegido, que volvió a quedarse dormido. Arthur entre sueños, quizá se sintió igual, pues en ningún momento llegó a despertarse.

¿Y qué importa? están felices y por el momento, no importa nada más.

Es una lástima que el rey no tenga los mismos planes. Mucho menos ahora que su hijo no se ha presentado a la justa con los caballeros que habían venido de otros reinos.

Uther, ofendido por la irresponsabilidad de su unigénito. Ordena que no se empiece la justa hasta que su hijo se presente. Él se encargaría de traerlo.

Se levanta furioso de su trono en esa zona de espectáculos, en donde las personas veían a su rey preguntándose que pasaba. Entre ellos, Gaius, quien temía lo peor.

Camina a pasos firmes ondeando su capa colorada. Llega por fin a su castillo y se dirige furioso a la habitación de su hijo.

No se molesta siquiera por tocar, simplemente abre la puerta, o trata de hacerlo, pues está completamente asegurada.

Pero es el rey, y tiene acceso a todo lugar que el quiera. Sin demora toma sus llaves y abre la puerta de la cámara de Arthur.

Piensa que, jamás debió hacerlo, porque en ese momento, sintió que Arthur había dejado de ser su hijo.

— ¡Arthur! —La estridente voz levantó de golpe a ambos muchachos. Abrieron los ojos con miedo y se vieron mutuamente para regresar la vista hacia aquel hombre hecho furia.

Merlín se levanta rápidamente, toma sus zapatos sin siquiera ponérselos, sólo los toma, hace una reverencia hacia el rey y se dispone a salir.

—Lo siento mucho, señor —la voz le temblaba más de lo que le gustaría admitir- no molesto más, me iré inmediatamente.

—Tú no te vas a ningún lado —aquella voz tan enojada, le había dado un temor enorme, que consideró por un momento hacer uso de su magia y huir de ahí con Arthur. Uther, que hasta ahora estaba acompañado por sus guardias, les dio una orden, con el doble propósito de que lo dejaran solo—. Encierrenlo en el calabozo. Y ni una palabra de esto.

Merlín no forcejea, sólo se deja llevar por ellos y sólo ve de lejos a Arthur, con una mirada que le suplica perdón, porque ahora mismo piensa que ha sido todo su culpa.

—¿Qué? ¡Padre, no es lo que crees!, ¡déjalo ir! —Arthur se levanta de golpe y antes de poder decir cualquier excusa, su padre le da una bofetada tan fuerte, que le hizo voltear la cara.

🌈No te amo, pero siempre lo haréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora