Amo la sensación de despertar junto a Hugo. Es algo difícil de explicar, pero puedo resumir que se siente como el paraíso. Miro de reojo el reloj que marcan las 5:30 a.m eso quiere decir que aún tengo mucho tiempo antes de ir a la universidad, ya que mi primera clase es a las ocho de la mañana. Me acurro en su pecho con la intensión de seguir durmiendo
— Buenos días princesa— dice con la voz ronca sin abrir los ojos
— Buenos días amor— le respondo besando su barbilla — durmamos un poco más
— No, amor. Hoy tengo que corregir unos trabajos de la universidad. Cuanto diera por seguir así, abrazado a ti — murmura en mi oído
— ¿Es obligatorio? — pregunto acurrucándome mucho más. Lo escucho reír
— Ve, levántate es más ¿por qué mientras yo me ducho, tú haces el desayuno?
— Está bien, amor— digo sin ganas
Me levanto de la cama y camino con pesadez hacia la cocina que es uno de mis lugares favoritos de la casa, ya que tiene toques clásicos y elegantes, además que es amplia y cómoda. A pesar de que el apartamento de Hugo es moderno y amplio todo está cerca, es por eso que en pocos pasos ya estoy en la cocina.
Bostezo llevándome una mano a la boca. Enciendo la cafetera, coloco dos capsulas de café y al mismo tiempo saco de la alacena el pan de sándwich colocándolo en el mesón para ir al refrigerador a sacar jamón, beicon, mozzarella, lechuga, tomates y atún. No soy una gran cocinera y lo único que se preparar son emparedados y huevos, así que los armo con rapidez dos para Hugo y uno para mí.
No he terminado de preparar el desayuno cuando siento las manos de él envolver mi cintura desde atrás — que rico huele — dice besando mi cuello
Me doy la vuelta y quedo frente a él. Le doy un beso en los labios para después abrazarlo— buenos días mi amor
Él se separa de mí y se sienta en la isla de la cocina. Es imposible dejar de verlo, Hugo es un hombre muy simpático, su tez morena, su cuerpo delgado pero trabajado y su porte prepotente y esa cara aniñada le da el toque perfecto que hace que cualquier mujer voltee a verlo. Hoy está vestido con su usual pantalón de vestir pero en color azul rey, una camisa manga larga blanca y corbata del mismo color del pantalón.
— Piensas servirme o seguir comiéndome con la mirada — dice con picardía
— Mmmm... creo que la segunda— me río
— Estas como una cabra. Tráeme el desayuno — demanda
— Como guste mi general — le guiño un ojo
Cojo la bandeja y coloco el desayuno, jugo de naranja y café, me aproximo a donde está sentado y acomodo el desayuno, no obstante, regreso a buscar mi desayuno y me siento frente a él. Empezamos a comer en silencio como es habitual, pero siento el peso de su mirada en mí, sin embargo continuo comiendo hasta que no puedo más
— ¿pasa algo? — cuestiono
— ¿por qué estas comiendo solo uno Zahina? — su voz suena enojada
Frunzo el ceño y miro mi plato, no sé porque arma tanto alboroto por esto— amor, ¿no notas que he subido de peso? Quiero empezar a hacer dieta, ya no me queda la ropa
— No necesitas hacer dieta Zina, para mí estas bien. Te prohíbo hacer dieta, además, se te ve grande el trasero
¡no acaba de decir eso!
— ¡Hugo!
— no te hagas la ofendida y toma— parte la mitad de su desayuno y me la da— come
YOU ARE READING
Zahina ©
ChickLitDicen que a las mujeres ni con el pétalo de una rosa, él la lastimaba con sus espinas...