8|el escondite de ethan y sábanas mágicas

1K 137 7
                                    

2009, Casa de los Parker.

Peter:

Nada como las mañanas de invierno. El día nevado, el calor de la chimenea y el chocolate caliente. Definitivamente mi época favorita del año.

Y hoy sería un día divertido, la Tía May y el Tío Ben vendrían a casa para cenar, así que tenía que recoger mi habitación y todo el desastre de Ethan repartido por la casa. Creo que limpiar era mi parte menos favorita de esto; era tedioso, y aburrido. Y claro, sería más fácil si...

—Sería más fácil si el enano me ayudara— miré de mala manera a mi hermanito sentado en suelo al fondo del pasillo, observandome.

—¿Por qué?— me preguntó haciéndose el tonto.

—¡Oh! Tal vez por qué estoy recogiendo todo tu desastre— respondí con tono sarcástico.

—Pero papi dijo que tú limpiaras, no yo—me miró con su tierna, y manipuladora mirada que siempre usaba.

—Pero puedes ayudarme—

—¿Pero por qué debería?— ladeó la cabeza.

—Poooorque soy tu queridísimo hermano mayor, además de que son tus cosas— traté de convencerlo.

—¿Que me darás a cambio?— me miró desafiante.

—¿Me estás chantajeando?—

—¿Qué es can-te-aji-ando?— me preguntó con dificultad mientras me reía de el.

—Chantajear— lo pronuncié lentamente.
—Significa hacer que alguien haga algo a cambio de algo— fui hasta el para sentarme a un lado.
—Pero no está bien hacerlo, es malo—

Ethan me miró confundido y se mantuvo callado.

—¿Qué me vas a dar?— literalmente ignoro lo que le había dicho y me miró inocentemente. Y pensé que le había enseñado algo a este niño.

—Ah—suspiré rendido.
—Una galleta del tarro prohibido— lo miré para ver qué opinaba.

—Quiero 2— dijo al borde de una berrinche.

—No, Grayson. Solo una—

—No voy ayudar—

—¿Qué?—

Me mostró la lengua como el bebito que era. Estaba a punto de empezar a llorar y culparme con mis padres, no tenía de otra.

—¡Tendrás 2 galletas! Solo dos y nada más, ¿De acuerdo?—

—Si, está bien—

—Okey. Mira toma estos juguetes y guárdalos en el baúl de nuestro cuarto. Cuando acabes ven y ayúdame con lo demas— le di un montón de jueguetes en una pequeña bolsa.

—Ya voy, ve por mi galleta—se puso de pie y corrió torpemente hacía nuestro cuarto.

Ese niño es tan tierno y tan...tan manipulador.

No era la primera vez que me hacía este tipo de cosas.

Lo hace todo el tiempo. Cada vez que necesita algo de mi, siempre logra persuadirme o no dejarme opción.

¿Era preocupante? Sí, pero creo que eso es lo que hace a Ethan, Ethan.

Aunque debería enseñarle a no hacerlo tan seguido.

Así es, soy un buen hermano. ¿Dónde está mi premio?

Mientras Ethan guardaba esos juguetes, tenía que arreglamelas para infiltrarme en la cocina y robar dos galletas del tarro prohibido de mamá. Solo ella nos podía abrir ese tarro, y solo lo hacía para premiarnos después de hacer nuestros deberes. Y claro, los deberes de Ethan se resumían en dormir, jugar, llorar, llorar, dormir y luego volver a llorar. Así que al solo le daban si no hacía rabietas tan seguido. (Lo cual era muy extraño)

Mini ParkerWhere stories live. Discover now