Por fin había sucedido, la humanidad obtuvo su primera victoria gracias a Sasaki Kojiro, el hombre que derrotó a Poseidón.
Sin embargo, el de rubios cabellos logró escapar de la muerte saliendo solo con varias heridas, en circunstancias normales el iría por la cabeza de aquél humano, pero ahora nada de eso le importaba.
Ni su derrota, ni el Ragnarok o las miradas y murmullos provenientes por los dioses asombrados ante su fracaso.
Su único interés en esos momentos era ella.
Caminaba con pasos apresurados, ignorando las heridas que cubrían varias zonas de su cuerpo, pues no eran tan graves como para preocuparse por ellas. Su mirada estaba fija en aquella silueta femenina la cual se encontraba solo unos metros de distancia, esta poco a poco redució aquel espacio entre ellos.
-Posei..- Laisha no terminó de hablar, pues Poseidón la envolvió con sus brazos en un cálido abrazo.
Necesitaba sentir a aquella humana que logró penetrar su corazón corazón cual daga atraviesa la piel, requiría anular toda sospecha de que nada de lo que estuviese viviendo justo ahora fuese un sueño.
Aquella joven sonrío por la acción desempeñada mediante la deidad, con delicadeza se fundió en el abrazo sintiendo el tacto y la calidez de su amado.
Si eso era un sueño, preferiría nunca despertar y jamás tener que volver a su mundo de penumbras.
-Dime que esto no es un sueño, dime que nada de esto es una fantasía- El silencio fue quebrantado por Poseidón el cual se negaba a disolver dicho abrazo.
Corría el temor de que si la soltaba, ella se desvaneciera, así como el viento esfumaba el humo.
-Todo esto es real, no es un sueño- Las lagrimas de Laisha no tardaron en derramarse fuera de sus orbes negros, con cuidado la femenina reposó sus manos sobre las mejillas del dios.
Un pequeño silencio se adueñó de ambos, sus miradas se acariciaban entre sí como diciendo "aquí estoy".
Poco a poco la distancia entre sus labios se fue acortando hasta unirse en un suave beso repleto de afecto.
La nostalgia había borrado los malos recuerdos, magnificando los buenos.
A lo lejos cierto espadachín presenciaba la escena con una ligera sonrisa.
Al parecer si tenía a alguien especial.
Pensó para si mismo el peli blanco retirándose del lugar.
-¿Papá?- Una voz femenina exterior incitó la separación de ambos, sus miradas se posaron sobre la persona quien portaba esa voz.
Poseidón esbozó una ligera sonrisa al ver a su hija de píe frente a ellos y Laisha no retuvo sus lágrimas al poder distinguir a su pequeña la cual alguna vez sostuvo entre sus brazos.
-Hali, acércate- Decretó el rubio con suavidad en su voz, su hija era lo más preciado para el, al mismo tiempo que su humana.
La azabache de ojos azules se acercó confundida por ver tal escena, una vez la pequeña estuvo frente a Laisha, esta le sonrió con calidez tomando las manos de la joven.
-Tal vez esto sea difícil de asimilar para ti pero.. ¿podrías hacerte una idea de quien soy?- La azabache mayor hacía un gran esfuerzo por no quebrarse frente a su hija.
La emoción de poder verla la estaba dominando.
Hubiera dado lo que sea por haber estado junto a ella en sus primeros pasos, su primera risa o sus primeras palabras. Lastimosamente la vida no era justa, pero el destino le dió una segunda oportunidad, la joya más hermosa que pudo tener en aquellos tiempos alrededor de su cuello, fueron los brazos de su hija recién nacida.
La joven semidiosa ladeó su cabeza con ligera confusión, mientras que con su mirada analizaba a la mujer situada frente a ella.
Poseidón observaba en silencio la escena, esperando a que su hija lograra identificar a su madre.
Los celestinos ojos de Hali se abrieron más de la cuenta, una vez comprendió de quien se trataba.
-¿M..mamá?- Un nudo en su garganta comenzaba a formarse ante la impresión del poder conocer a su progenitora, en el pasado su padre se tomó el tiempo de relatarle su historia y platicarle acerca de su madre siempre que podía.
Laisha no pudo contenerse más y abrazó a su hija como si su vida dependiese de ello, la contraria correspondió todavía un poco desconcertada, sin embargo tal impresión se desvaneció mediante el abrazo proseguía.
Sus pálidas manos se aferraron a el vestido blanco que su madre portaba, mientras que sus lágrimas caían sobre el hombros de la contraria.
El rubio presenciaba aquello con mansedumbre, una y mil veces se imaginó esa escena y ahora por fín se hizo realidad
Así como el océano se rehusaba a dejar de besar la arena, el no permitiría que la alejaran de su vida una vez más.
Hali: Es es una palabra griega para "mar". Es un nombre femenino único que significa agua.
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ᴏᴄᴇᴀɴ 《ᴘᴏꜱᴇɪᴅóɴ》©
Fanfiction-Mírame a los ojos- Decretó la joven a el imponente hombre que yacía frente a ella. El no respondió pero, por primera vez en toda su existencia esos ojos que el dios portaba, ojos como su mismo reino. El océano. Se posaron sobre los de un humano. ...