Una vida completa

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Día 4 - Familia (y una pizca de concierto).

El pequeño rubio de la familia Sero se despertó con los primeros rayos de sol que entraron por la ventana

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El pequeño rubio de la familia Sero se despertó con los primeros rayos de sol que entraron por la ventana. Tomó el tigre de peluche que lo protegía de las pesadillas por las noches y salió corriendo al cuarto de sus padres. Como pudo se trepó a la cama y comenzó a saltar gritando

—¡Papá, papi ya es de día! ¡Ya es de día!

—Aki es muy temprano —murmuró Hanta.

—Pero papá hoy empiezan las vacaciones.

Denki emitió un gruñido y tomó con fuerza a su hijo, que estaba sentado encima de Hanta abrazando el peluche, y lo volteó, acostándolo entre los dos. El niño rio con ganas, haciendo que los adultos sonrían alegres y logrando despabilarlos.

—Aki son las seis de la mañana. ¿Por qué estás despierto a esta hora? —preguntó Denki.

—Porque hoy empiezan las vacaciones papi. Hay que hacer muchas cosas.

Hanta, sabiendo que no iban a poder volver a dormir, decidió levantarse y preparar el desayuno para los tres.

Hace un par de años Denki y Hanta decidieron adoptar un niño al ver que algunos de sus compañeros comenzaban a formar una familia. Ellos no podían tener hijos propios, pero sí el deseo de ser padres. Era ese tipo de deseo que se imponía ante todos los demás y te hacía caminar hacia la meta sin importar qué tan duro sea el camino. Así fue como adoptaron a Akihito, quien insistía en que lo llamen Aki, un niño rubio de ojos marrones que tenía demasiada energía para el bien de sus dos padres.

Ambos héroes habían reservado sus vacaciones para la misma semana que Aki tenía el descanso del jardín de infantes, para que los tres pudieran disfrutar del tiempo en familia. Claro que ninguno de los dos contaba con que el pequeño los iba a despertar el primer día de vacaciones saltando en su cama a las seis de la mañana.

Luego de desayunar, mientras Hanta lavaba los platos, Denki y Akihito confeccionaron una lista con las cosas que iban a hacer. Para sorpresa de nadie, las actividades eran todas ideas del pequeño. No había espacio para tareas aburridas como una mega limpieza o pintar los muebles. Mucho menos había tiempo a solas para Denki y Hanta.

Sin embargo, padre e hijo pudieron negociar. Aki pasaría un día entero con sus tíos Izuku y Ochako, quienes tenían una niña un año mayor que él llamada Mirai. Además de que también pasaría un día con los padres de Hanta. Aunque eso no se lo dirían hasta la fecha, se ponía muy ansioso cuando iba a la casa de sus abuelos y estaría preguntando toda la semana qué día iría a visitarlos. Ya demasiadas preguntas hacía a diario. ¿Por qué el agua moja? ¿Por qué el pasto es verde? ¿Por qué papá tiene los codos tan grandes? ¿Cuándo va a aparecer mi quirk? Sin duda los cuatro años era la edad de las preguntas.

Después de explicarle que no podían ir al parque hasta la tarde, Aki se fue a jugar con sus muñecos y Denki suspiró cansado. Hanta lo abrazó por detrás y le dio un beso en el cachete.

SeroKami Week 2021Where stories live. Discover now