Día 5 - Disfraces. Para que se entienda el contexto: Denki y Hanta son niños de cinco años y están en el último año del jardín de infantes. Mandé un AU de amigos de la infancia como la mejor jajaja.
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Hanta entró al aula y colgó su mochila con forma de tortuga en el perchero de pared que estaba colocado a un metro de altura para que todos los niños pudieran colgar sus pertenencias. Buscó a su amigo Denki con la mirada y lo encontró charlando animado con otros niños del salón. Se acercó a ellos y vio que todos tenían un papel en la mano.
—¿Qué es eso? —preguntó cuando llegó a la ronda. Denki se giró hacia él cuando escuchó su voz.
—¡Yuga nos invitó a su fiesta de cumpleaños! —contestó emocionado.
Hanta abrió la boca sorprendido y sus ojitos brillaron. Miró al cumpleañero.
—¿Yo también puedo ir?
—Sí —contestó Yuga, extendiéndole la invitación—. Pero es una fiesta de disfraces Hanta. Tenés que ir disfrazado. Sino no podés entrar.
Todos los niños que estaban a su alrededor empezaron a hablar a los gritos comentando qué disfraz iban a ponerse. Hanta miró el papel en su mano, no podía leer lo que decía, pero sí podía admirar los brillos que poseía dicho papel, como todo lo que pertenecía a Yuga.
La maestra, que les había concedido unos minutos para el reparto de invitaciones, les indicó que se sienten en sus mesas para comenzar con la jornada educativa.
En el recreo, mientras jugaban a treparse a una estructura extraña, el tema de los disfraces volvió a surgir.
—¿De qué te vas a disfrazar? —preguntó Denki llegando a lo más alto del poste raro.
—¡Del Hombre Araña! Y voy a hacer así —Hanta extendió su brazo— y voy a tirar telas de araña para todos lados. Y después voy a hacer así, mirá —saltó y cayó con una pose típica del super héroe.
—¡Yo soy a ser Flash! ¡Y voy a correr super rápido! Así —movió su mano de un lado a otro al tiempo que hacía un sonido de fiuu, fiuu.
Pasaron el recreo haciendo poses heroicas de los superhéroes en cuestión y hablando de lo geniales que serían sus disfraces.
Aunque los padres de ambos niños recorrieron cielo, mar y tierra buscando los dichosos disfraces de héroes, no pudieron encontrar ninguno. Parecía ser que todos los niños se habían decidido por lo mismo y los trajes de superhéroes se habían acabado. Dado que las invitaciones fueron entregadas con una semana de anticipación, no había tiempo para esperar a que entre nueva mercadería. Por lo que hubo que comprar otro traje.
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