番目 O2

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¿Annie, estás bien?

¿Nos dirás que estás bien?

Hay una señal en la ventana

De que te acometió in crescendo, Annie

Entró en tu apartamento

Dejó las manchas de sangre sobre la alfombra

Entonces tú corriste hacia el dormitorio

Te derribó

Fue tu perdición

Suave criminal. Ese jugo de frutos rojos había salpicado toda su blusa con desvergüenza y sin compasión. Hyunjin estaba acostumbrado a ser así de torpe todo el tiempo, pero prometía que estaba haciendo todo lo posible para cambiar eso en él.

Luego de un rato de una charla larga durante el desayuno, Changbin decidió que debía darse prisa porque ya estaba saliendo tarde al estudio de Minho —que había quedado en verse con él y hablar sobre lo que había estado planeando toda la semana con respecto a la propuesta—, y dicho sólo quedaba a unas dos cuadras de su calle. Hoy les esperaba una marcha larga a ambos así que debían poner de su parte y comenzar con los diferentes quehaceres. Seo por su parte tomó su saco y el maletín de trabajo donde reposaban diferentes notas y evaluaciones de los alumnos que cursaban en aquella academia.

Lo besó.

— ¿Entonces...? —habló el rubio alargando la última vocal entre sus dientes luego de haber sentido el dulzor de sus labios.

—Volveré temprano, lo prometo.

—Entonces nos vemos luego, mi amor... —asintió abriéndole la puerta principal dándole paso para que pasase con total libertad.

— ¿Sí sabes lo mucho que te amo? —preguntó ladeando su cabeza antes de pasar por su lado y dejar el calor de su vivienda.

—Claro que lo sé, mi ángel guardián. —concluyó con una sonrisa de oreja a oreja, mostrando aquellos hermosos hoyuelos que tanto reseteaban la vida de Changbin— Yo también te amo...

—Nos vemos. —y una vez habló comenzó a caminar hasta el ascensor que lo bajaría hasta la planta baja del edificio— No olvides apagar la cafetera...

Gritó en el pasillo antes de desaparecer.

Hyunjin iba a cerrar la puerta, pero algo dentro de él se removió como un torbellino de sentimientos encontrados, algo enérgico que provocó que sacudiera su manita derecha en despedida y le gritase con desconcierto—: Está bien, amor, la apagaré, ¡nos veremos!

Como si fuese la última vez que lo tendría frente a él, como si fuese la última vez que sintiera ese calor tan reconfortante que le brindaba, como si fuese la última vez que se sentiría protegido por un hombre al que llamaba el amor de su vida. Estaba en completo desasosiego, se sentía extraño, aparte de vigilado y alterado, sabía que este era el principio de su amargo final. Y es que una vez vio a Changbin irse, cerró la puerta tras de sí como un frenético, resoplando profundamente, intentando calmar esa ansiedad que lo invadía de un momento a otro.

Caminó a paso veloz hasta la cafetera, y sin pensarlo dos veces la apagó.

Tenía que comenzar con sus labores diarias, buscar alguna distracción que sosegara esa sensación tan incómoda, y así fue que comenzó su mañana. Se alistó para dar unas cuantas vueltas a las bulliciosas calles, despejando la mente al fin, topándose con cada objeto que le abriera el alma a una nueva expectación. No podía vivir con miedos toda su vida, en eso estaba claro. Cuando sus talones golpeaban el suelo a medida que iba trotando, un nuevo pensamiento venía y transcurría en la percepción de su voluntad, tenía múltiples ideas para seguir su existencia, quería formarse, ser un bailarín profesional, casarse, a la larga quizás tener hijos, prevalecer en los Estados Unidos, tenía una vida por delante. Reunirse de vez en cuando con sus amigos de la escuela de danza no estaría mal, de hecho, ahora que lo recordaba mejor hacerle una llamada a Yeji sería una buena idea, quizás hablar con ella un rato le brindaría la paz que necesitaba, era una gran amiga del muchacho y solía contarle absolutamente cualquier cosa, era como la confidente de todas sus emociones.

ㅤ: ⠀are u 𝗼𝗸𝗮𝘆?ㅤ⠀ *⠀⠀해.ㅤ- changjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora