┇❝"Aquí esta tu gatito, la cartilla con sus nuevas vacunas, el alimento recetado por el doctor, y mi número. Espero tu llamada, hermoso❞
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│◦🌻ལྀ༷་།꒲Los personajes no me pertenecen.
│◦🌻ལྀ༷་།꒲Imagen de portada no me pertene...
❝¿De verdad? ¿Quieres que te ayude con alguna dirección?❞┇
┇❝Sí, con la de tu casa.❞
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Usualmente Koko ama incomodar a las personas con su presencia.
Solo piénsenlo. Mirar fijamente a la persona en cuestión, solo para que sus movimientos de entorpezcan a niveles impresionantes es un espectáculo.
Además, también puedes hacer que duden sobre su apariencia y eso si que no tiene precio.
No lo pueden culpar, su círculo social esa lleno de personas con esa adicción.
Pero nunca espero verse del otro lado de la ventana.
No lo podía negar, el simple hecho de saber que el joven de orbes verdes tenía atención en su persona le elevaba el ego.
Pero así mismo hacía que sus nervios brotarán como si de un géiser se tratará.
Ya había perdido la cuenta de cuantas veces había estado al borde de un ataque solo por chocar miradas con el otro.
Además, también estaba la posibilidad de que no le viera a él, si no a la mesera que "casualmente" estaba limpiando la mesa de atrás. Desde hace 30 minutos.
Justo ahora llevaba 10 minutos sumido en una especie de silencio.
No lo culpen, cuando quiere coquetear ya tiene 4 shots de vodka encima.
Uno para envalentonarse, otro para olvidar la vergüenza social, uno más para recordar su diccionario de piropos para cualquier genero y uno más para anestesiar su cuerpo ante cualquier golpe.
Pero ahora estaba indefenso, temiendo cagarla ante cualquier error.
"-Dime Kokonoi, ¿Te agradan los animales?-" Robandolé un suspiro fue el rubio quien termino con el silencio.
"-Por su puesto, solo tengo un pequeño amor odio con los loros, pero de ahí en fuera los amo.-"
Claro que amaba a los animales, una parte de su corazón era única y exclusivamente para sus amigos.
"-¿Los loros? ¿Tienes algún altercado con ellos?-" Preguntó mientras levantaba una ceja y colocaba sus codos en la mesa, uniendo sus manos y recargando su barbilla en las mismas.
"-Es algo vergonzoso, pero sí.-" Con las mejillas sonrosadas miró a alguna parte de la cafetería intentando olvidar su vergüenza. "-Una vez llegó una hembra al veterinario. Por su puesto yo estaba emocionado así que pedí permiso para sacarla de su jaula.-" Tomo un poco de oxigeno, recordando vividamente aquella ocación. "-Como me lo concedirón rápidamente la liberé.-" Su ceño se frunció un poco al recordar aquel loro de nombre Sowney. "-Pero nunca espere que decidiera que mi cabello era un buen lugar para construir un nido.-"
