𝕬𝖑𝖜𝖆𝖞𝖘 𝕬𝖓𝖉 𝕱𝖔𝖗𝖊𝖛𝖊𝖗 『III』☾⃟ N. Mikaelson [ᴇsᴘᴀɴ̃ᴏʟ ]

𝚃𝚠𝚎𝚗𝚝𝚢 𝙽𝚒𝚗𝚎

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𝐀𝐥𝐰𝐚𝐲𝐬 𝐀𝐧𝐝 𝐅𝐨𝐫𝐞𝐯𝐞𝐫

[𝙲𝚑𝚊𝚙𝚝𝚎𝚛 𝚃𝚠𝚎𝚗𝚝𝚢 𝙽𝚒𝚗𝚎 - 𝖶𝗁𝖺𝗍 𝖨'𝗏𝖾 𝖣𝗈𝗇𝖾]

"cause i've drawn regret from
the truth of a thousand lies"

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New Orleans, LA

Habían pasado casi dos semanas desde la desaparición de Thea Mikaelson. En ese tiempo, Hope y Kaiden habían regresado al Internado Salvatore para Jóvenes y Dotados mientras Klaus, Hayley y Freya buscaban a su madre. El original también había hecho un viaje para visitar a Elijah en Francia, sólo para descubrir que el mayor de los hermanos Mikaelson había seguido adelante con su vida y no quería recordar su pasado.

Mientras él estaba en Francia, Freya, Hayley y Marcel hacían todo lo posible por buscar a Thea en Nueva Orleans, pero aún no estaban cerca de averiguar qué le había pasado. Un hecho que irritaba enormemente a Klaus, ya que la asfixiante culpa y el miedo le arañaban los pulmones cada vez que estaba sin ella y ésta seguía en peligro.

En ese momento, Klaus estaba parado en medio del Barrio Francés, observando cómo las brujas trabajaban en su carroza para el Mardi Gras, hablando con Vincent Griffith. ―Entonces, ¿qué estás insinuando exactamente?, ―cuestionó el brujo, con los ojos entrecerrados hacia el original, molesto por la acusación de éste. ―Hope y Kaiden escondieron a su madre con un hechizo de ocultación. Alguien los encontró, para eso hace falta una bruja, ―respondió Klaus con un resoplido de ira.

―¿Entonces eso significa que fue uno de los míos? ―replicó Vincent incrédulo, mirando al híbrido con incredulidad. ―No lo creo, ―negó el brujo, negando con la cabeza. ―Las brujas siempre alegan virtud, pero si la historia ha de ser prólogo, tú eres el más perverso de todos. ―acusó Klaus, cada vez más enfadado cuanto más tiempo no recibía respuestas.

―En cuanto Freya me dijo que Thea había desaparecido, había una docena de brujas en las calles realizando hechizos de localización para tratar de encontrarla. ―Replicó Vincent, con la voz calmada aunque aumentada a medida que continuaba. ―Porque Thea es en realidad una amiga para nosotros, ¿de acuerdo?, ―continuó el brujo, enojado, dándole la espalda, actuando como si no le molestara la indirecta de Vincent.

―Thea, a diferencia de ti, se ha ganado nuestro respeto. Y por respeto a ella, sólo te lo voy a decir una vez, Klaus. No tenemos absolutamente nada que ver con su desaparición. Te lo prometo ―afirmó Vincent con firmeza, su tono estaba impregnado de la misma sinceridad que brillaba en sus ojos. ―La promesa de una bruja es tan resbaladiza como el aceite de serpiente e igual de efectiva, ―replicó Klaus, con un tono mortal que contenía una pizca de advertencia.