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Un nuevo día comenzaba y para Danielle significaba iniciar en su nuevo trabajo mientras que su hija iría a visitar la universidad de la ciudad en busca de lograr ingresar. Una vez ya vestida y con ayuda de su hija quien aún vestía una pijama de panda se acercó a dar un beso en la mejilla a su madre para después servir dos tazas de café.
—¿Estas nerviosa? —cuestiono su hija alzando la ceja al mismo tiempo que tomaba de la taza. Pero como no estarlo si cada vez que iniciaba un nuevo empleo, no conocía a nadie y esta vez no es diferente pues se encontraba en una ciudad donde nunca había imaginado estar.
Controlando su respiración volvió su mirada a su hija—Sí—se limitó a decir al mismo tiempo que terminaba su desayuno para levantarse e ir a terminar de prepararse lista para salir—Recuerda que tienes que ir a la universidad para tu entrevista Madison. Cuando regreses termina de ordenar tu habitación que es un desastre.
Madison rodo los ojos—Si mamá, no te preocupes. Te ira bien en el trabajo—sonrió, aunque las palabras de su hija no la calmaban, al contrario, hacían que se pusiera aún más nerviosa—Enséñales quien manda—guiño el ojo a su madre.
Danielle por su parte dio un corto beso en la frente a su hija antes de salir rumbo a la oficina. Lo único que sabía era que su jefe o para quien iba a trabajar no llevaba demasiado tiempo en la industria, pero el poco tiempo que había trabajado era uno de los mejores y había subido de puesto rápidamente. También le comentaron que debía ser puntual ya que no se toleraban personas que no cumplieran con sus requisitos y uno de ellos era la puntualidad.
En el trayecto logro observar que desde muy temprano la música era algo que siempre estaba presente en la ciudad. Sus ojos brillaban y es que nuca creyó que Nueva Orleans la hipnotizara. No sabía que tenía de especial la cuidad, pero algo en su interior le decía que todo mejoraría y que llego para quedarse.
Al llegar noto que era un edificio imponente, pero tenía cierto toque de antigüedad lo cual lo hacía más bello. Una vez dentro noto que a pesar de la fachada externa por dentro su diseño era completamente moderno.
—Disculpe, buenos días—llamo la atención de una de las secretarias—Soy Danielle Silver. Soy nueva y realmente no tengo idea de a donde ir.
La secretaria asintió y pidiéndola que la siguiera se dirigieron a una de las oficinas más grandes del edificio. Al ver como abría la puerta anunciando su entrada fue que ambas ingresaron lista para presentarse.
—Buenos días, señor -hablo la mujer a su lado—Le presento a su asistente Danielle Silver.
—Buenos días—se apresuró a decir la rubia, pero cuando la vista del hombre abandono los papeles Danielle se dio cuenta que se trataba del mismo hombre que había visto el día anterior en aquel lugar de comida rápida.
—Buenos días—esa voz nuevamente hizo temblar a la rubia derribando todas sus barreras y poniendo sus nervios de punta—Elijah Mikaelson—se presentó levantándose y ofreciendo su mano.
