arrestados.✧

uno.

El oficial tomó a Amelia de por las muñecas bruscamente y esta se quejó. El dolor que causaban las esposas, mas la brusquedad con la que el oficial la tenía agarrada era horrible. 

— ¡¿Qué es esto?! ¡¿No se supone que una chica no puede estar encerrada junto a un chico en la misma celda?! — Justin elevó la cabeza al escuchar la firmeza con la que la chica hablaba — ¡Puedo ser violada! — el chico no pudo evitar soltar una leve carcajada debido a la exageración de la chica.

— Esto es el Bronx, nena. Aquí todo es posible — soltó una sonrisa traviesa. 

Amelia se cruzó de brazos y se encogió en una esquina de la celda luego de sentir un escalofríos al escuchar la voz del chico. 

— ¿Por qué estas aquí? — Amelia se mordió el labio mientras una sonrisa de picardía se le escapó al recordar lo que hizo. —Uh, chica mala. Me gusta — elevó la comisura de sus labios esbozando una sonrisa de lado.

— ¿Y tú qué? ¿Qué haz hecho? — preguntó Amelia. 

Justin se encogió de hombros — Una simple pelea, nada del otro mundo — se encogió de hombros. 

Amelia asintió aliviada, y es que la idea de estar encerrada con un criminal no le agradaba. Gracias a Dios que Justin, no lo era. 

— Aun no me haz dicho lo que hiciste .. — enarcó una ceja. 

— Es vergonzoso — murmuró Amelia mientras se cubría el rostro. 

— ¿Si era vergonzoso por qué lo hiciste? — analizó Justin. 

— Es complicado — puso los ojos en blanco. 

Justin asintió mientras jugaba con sus dedos — Vale, no tienes que hablarlo si no quieres. 

Amelia murmuró un simple "gracias" cabizbaja. 

— No luces preocupada, cualquier chica en tú lugar estaría a los gritos preocupada por el castigo que sus padres le pondrían. 

Amelia suspiró — Esto es lo que esperan mis padres de mí — Justin frunció el ceño, ya que Amelia no lucía como una chica rebelde — Siempre he sido diferente a mis hermanas, ellas suelen seguir ordenes y hacer todo lo que mis papás digan. En cambio yo, no permito que me controlen, debido a mi actitud de "rebelde" que es como ellos lo llaman — puso los ojos en blanco — Ellos esperan estas cosas de mí, que me meta en problemas y no sé que cosas. 

Justin asintió, tratando de comprender la situación en la que estaba Amelia. Le parecía extraño, que aquella chica había tenido la confianza suficiente para contarle su vida personal cuando ni siquiera sabía su nombre. Pero luego pensó que talvez ella solo necesitaba a alguien que la escuchara, al igual que el. 

— ¿Y por qué le das lo que quieren? ¡Muestrales lo contrario!

 Entonces tendría que ser igual que mis hermanas — hizo una mueca de asco — No lo entenderías ni aunque quisieras — sonrió irónica. 

Justin se encogió de hombros, porque talvez tenía razón y el no era capaz de entender sus preocupaciones. —  Entonces ¿Cuál es tu nombre? —  preguntó con la intención de cambiar de tema. 

—  Amelia ¿El tuyo? 

—  Justin, Justin Bieber. 

— Entonces .. Justin Bieber ¿A qué te dedicas? — preguntó con un dejo de burla por la manera en que le había dicho su nombre. 

— Soy músico, de hecho esa es una de las razones por la que estoy aquí —  alzó los brazos y los dejó caer sobre sus muslos. 

— No comprendo ¿Qué tiene que ver la prisión con la música? 

—  Salí en busca de una inspiración, para una canción — explicó. 

— ¡Uy! ¡La haz encontrado! Dale, empieza a cantar sobre mí — sonrió. 

— Mmm, okay — pensó en alguna canción.

—  Hey Amelia ¿Cómo estas? 

Tienes unos ojos espectacular. 

Aunque te veas un poco sosa, no te sientas mal.

Porque hermosa seguirás siendo hasta el final —  Amelia aplaudió emocionada, aunque haya sido la canción mas tonta de toda su vida.

— Tienes talento, para hacer canciones de animación a los cumpleaños de niños pequeños. 

Justin abrió la boca dolido y llevó una mano a su pecho — ¡Que desagradecida eres! — Amelia carcajeó.

— Amelia Banks — la chica elevó el rostro hacía el oficial que se encontraba del otro lado de la celda — Su padre ha venido por usted — Amelia asintió y se pusó de pie y le dió una ultima mirada a Justin, o al menos por ese día. 

Con los labios le dijo que hablará con su padre para que lo pudiera sacar de allí, Justin asintió agradecido y le dió la ultima sonrisa en un largo tiempo.