(8) Andrés el exhibicionista (+13)

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Narra Mauricio

Entré al apartamento de Andrés, todo me parecía muy familiar, el olor, la vista, el sillón negro enfrente de la televisión, extrañamente me sentía en casa. Dejé mi mochila sobre el sillón y fui a abrazar a mi novio por la cintura para verlo directamente a la cara, estando con él realmente me sentía tan feliz, ¿Cómo es que mis padres no lo entendían? ¿Cómo es que pensaron que les estaba bromeando cuando les dije que soy gay?

—Mis padres fueron a un viaje a la playa, —comenzó a decirme Andrés, observé sus ojos negros—¿sabías que no me invitaron al viaje solo porque cuando fui con tu familia no los invité?

Él rió divertido y yo me sentí celoso de la relación que tenía con sus padres, parecían llevarse tan bien. Sus padres estaban tan cómodos con su hijo gay y siendo tal cual era. Suspiré.

—Lindura, tus padres lo entenderán eventualmente, solo ten paciencia. —me dijo mientras sostenía mi barbilla, vi fijamente sus labios— si creyeran que hay algo realmente malo entre nosotros no te dejarían seguir viniendo a mi casa.

—¿Crees eso? estoy casi seguro de que ellos solo me dejaron venir porque creen que si paso más tiempo contigo me daré cuenta que estoy equivocado y que realmente siempre me ha gustado Lili -le expliqué y lo vi negar. Me sujeto de la cintura pegándome más a él.

—Y ¿te gusta Lili? o ¿quieres más de mí?

—Solo te quiero a ti.

Seguía sosteniéndome de la barbilla así que solo acercó mi cara a la suya y unió nuestros labios. Tener sus labios sobre los míos, sentir la humedad de su saliva y sus manos sobre mi cuerpo se sentían tan bien y, de nuevo, me sentí como en casa, sentía como si todo siempre debió ser así, yo junto a él. Nos dejamos llevar por el beso y terminamos sobre el sillón negro, Andrés sentado en él y yo sentado sobre sus piernas; también se había quitado su camisa, ahora podía ver claramente su abdomen y sus fuertes brazos.

—¿Quieres ver una película? —me dijo de la nada dejando de besarme y acariciando suavemente mi cara— yo voy a cocinar algo. Hay que comer antes de hacer ejercicio o nos podemos desmayar.

Yo solo asentí, me separé de él sentándome sobre el sillón y lo vi irse tranquilamente a la cocina. No podía quitarle los ojos de encima, pero es que ni siquiera lo había intentado, siempre lo veía. ¿Cómo es que cada vez me parecía más atractivo?

No paso mucho tiempo antes de que se acercara a tomar su camisa y volvio a ponérsela.

—¿Puedo ayudarte a cocinar? -pregunté sintiéndome como si me faltara el aire al verlo— ¿Qué vas a cocinar?

—Voy a hacer una pasta y cocinar un filete res, también voy a calentar unas verduras que tengo en el refri —me contestó riendo al final y no entendí porque reía.

—¿De qué te ríes?

—"Ojalá las verduras pudieran cocinarse con lo caliente que eres", eso pensé. No estaba seguro de si decirlo en voz alta, pero ¿qué opinas? —me observó fijamente mientras levantaba una ceja y sentí que mis mejillas estaban ardiendo.

—Tú-... tú eres más caliente —tartamudeé y mi novio sonrió.

—Ojalá la comida se cocinara con lo calientes que somos, pero no es así, así que ven vamos a la cocina, lindura.

Mientras él asaba la carne, yo estaba teniendo una espera infinita para que el agua hirviera. Andrés me observó y sonrió de una forma linda, me gustaba tanto cuando sonreía así. Cuando dejé de verlo vi que el agua por fin estaba hirviendo y puse la sopa a coser.

Andrés & MauricioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora