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—Sal conmigo.

—JungWon...

—Necesito distraerte, me preocupa como has estado y creo que es buena idea.

HeeSeung se cruzó de brazos mientras desviaba la mirada con inquietud—: ¿A dónde iremos?

—Conozco un lindo lugar que estoy seguro que te encantará.

El mayor comenzó a moverse sobre el columpio azul, de adelante hacia atrás.

—No es necesario, Wonnie...

—Quiero hacerlo— musitó el menor—. Y no me vengas con tus mierdas de que "estás bien" y que no me preocupe por ti.

HeeSeung suspiró.

—No trates de salvarme...

—¿"Salvarte"?— espetó JungWon con un ahora claro enojo en su voz —No sé a que te refieres, pero realmente estás mal, HeeSeung. Comprende lo que te digo.

—¿Cómo que "estoy mal"?

—Joder, no te hagas el desubicado. Ambos sabemos como ha sido tu comportamiento últimamente, y déjame decirte que no es nada normal en ti.

El mayor bajó la mirada a sus Converse desgastados y murmuró casi inaudible—: No valgo la pena...

Autoestima, Autoestima es algo que JungWon se había dado cuenta que era lago que a HeeSeung le faltaba en demasía. Siempre en sus pláticas salía una frase de es tipo: "No te preocupes por alguien como yo."

Y es que en su cabeza no sabía el porque era así. Es decir... ¿Han visto a Lee HeeSeung? Realmente para JungWon, HeeSeung era la definición de lo indefinible. Contradictorio, pero cierto. Era de una forma tan indescriptible. ustedes entienden. Además, el tipo era realmente apuesto; sus pequeños ojos, finos labios en forma de corazón, la gran altura con la que contaba, además de rasgos extremadamente... Extremadamente perfectos.

—Deja de decir eso.

HeeSeung se encogió de hombros—: Es la verdad.

JungWon rodó los ojos y tras el último trago de su leche de fresa, se levantó del columpio rojo.

—Dame tu dirección.

—¿Para qué? —cuestionó el más alto.

—Mañana, 8:00 p.m.

—¡Oh! No estas hablando en serio...

—Por supuesto que sí, estaré afuera de tu casa y te llevaré a una cita.

—Se supone que soy yo quien te invita.— se burló el mayor.

—Tu auto es un desastre y sigue en el taller. Deja de hablar y anota tu dirección aquí.

JungWon le extendió su teléfono y HeeSeung rodando los ojos pero con una expresión divertida, anotó su calle en la aplicación de notas.

El menor sonrió satisfecho—: Gracias.

Y sin más, se fue del parque, esta vez yéndose antes que HeeSeung, quien seguía fumando.

Y sin más, se fue del parque, esta vez yéndose antes que HeeSeung, quien seguía fumando

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El teléfono de la casa de los Lee sonó anunciando una llamada entrante. JungWon se levantó del sillón donde veía su celular desinterado y contestó.

—¿Si?

¿JungWon?— se escuchó del otro lado de la línea.

—¡Oh! Buenas noches, señora Park.

La voz de la persona al otro lado no era desconocida para el chico, de hecho, era la madre de Park SungHoon.

SungHoon, un chico que se sentaba al fondo del salón, gran parte del alumnado —chicas y chicos— estaban interesados en él. Apuesto, una personalidad muy única y además, el mejor consuelo para alguien, digamos... necesitado.

También era popular debido a su fama de ser bueno en la cama, y vaya que muchas personas querían comprobarlo. Sin embargo, él no le daba el gusto a cualquiera. ¿La razón? Simple: Su corazón le pertenecía al mismísimo Shim JaeYoon, y era correspondido. Nada del otro mundo.

Por su parte para JungWon, SungHoon le era indiferente, el sentimiento era recíproco entre ambos chicos. El único inconveniente era que la familia Lee y la familia Park eran buenos amigos y socios, eso era casi un sinónimo de que tendría que haber amistad entre ambos chicos al ser hijos únicos.

Pero no lo había. SungHoon y JungWon se habían puesto de acuerdo tiempo atrás a fingir salir, no en ámbito amoroso, sino como amigos. Entonces, ahí era cuando JungWon se escapaba con HeeSeung al parque mientras que SungHoon y JaeYoon se comían la boca en la casa del extranjero a escondidas de sus papis.

Ese pequeño trato de cubrirse el uno al otro los beneficiaba a ambos, en eso estaban más que de acuerdo.

Y por supuesto, todo eso a escondidas de ambas familias.

Hola, querido. ¿Se encuentra tu madre?

—Claro, espero un segundo.

JungWon tapó el micrófono del teléfono y exclamó al aire esperando que su mamá lo escuchara desde la planta baja.

—¡Mamá, te llaman!

Los tacones costosos de su progenitora hicieron ruido al bajar las escaleras, luego con una sonrisa a su hijo le hizo una seña para agradecer que le avisara. JungWon  solo subió a su habitación.

—¿Hola?

Necesito hablarte sobre tu hijo, Lee.

El de cabello oscuro camina por su habitación mientras escuchaba música y se reprendía a sí mismo el evitar a HeeSeung a una cita sin tener nada preparado antes

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El de cabello oscuro camina por su habitación mientras escuchaba música y se reprendía a sí mismo el evitar a HeeSeung a una cita sin tener nada preparado antes.

—Vaya idiota...—murmuró para sí mismo.

Encendió su computadora y buscó lugares ideales para una cita; quería que su mayor se divirtiera un poco. Ultimamente daba aspecto deprimente, y sabía que era peligrosa esa actitud en alguien como HeeSeung. ¿Por qué? Porque , aunque el peliazul se mostrara indiferente ante situaciones que le perjudicaran, JungWon era consciente de que su mayor  se destruía más y más. Se atrevía a decir que HeeSeung tendía a la autodestrucción.

Solo quería sacarlo un poco de su entorno.

Bsucó lugares un tanto lejos de su hogar para poder pasar el tiempo. Su búsqueda se vio beneficiada al encontrar una especie fe línea pradera, en las fotos se veía pacífica, además, si caminaba por los alrededores, se podía hallar un centro comercial. Nada mal..

Revisó si aún tenía dinero de su mesada y sonrió.

strawberries & cigarettes.Where stories live. Discover now