Sabes que estás en el Caribe cuando el sudor hace que se te pegue la ropa al cuerpo y el aire caliente te cansa más de lo que esperas.
Sabes que estás en un nuevo país cuando te aterra el no estar seguro de qué te encontrarás, pero una vez que conoces una pequeña parte ya le empiezas a tomar el gusto.
Visitar este país nunca se me había pasado por la mente, incluso cuando se nos avisó que daríamos un paseo por Argentina y Brasil. Pero escuchar que hoy estaríamos pisando suelo venezolano, sin duda no era algo que había imaginado... Y me encanta.
El viaje desde el aeropuerto fue un poco más largo de lo que pensé, pero eso fue una gran excusa para ver el paisaje a través de la ventana. El contraste entre el mar y lo verde de la montaña, para luego subir y llegar a un inmenso valle en donde nos recibe Caracas con todo su esplendor, es por mucho un recorrido enriquecedor y debo admitir que tal vez no sea igual a lo que hemos visto en otros lugares, pero podría afirmar que la ciudad en si es un gran espectáculo.
-¿Cómo se llama esta parte? - pregunto con mi pobre español. Mis clases en España me ayudaron un poco y el saber el idioma me ha salvado durante esta gira en Latinoamérica.
Mi traductor sigue la dirección que muestra mi dedo y el chófer voltea levemente y sonríe al reconocer el lugar.
-Brian, él dice que estamos pasando cerca del centro de la ciudad y esas torres que se ven a lo lejos es el conjunto Parque Central. Todavía está en construcción. - termina mi traductor sin despegar la mirada de la ventana.
Mi traductor replica en inglés lo que el chofer ha mencionado y asiento complacido al notar el complejo de gran altura, teniendo ya una torre siendo rodeada por otras un poco más pequeñas y alargadas, lo cual denota que forman parte de un conjunto residencial.
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-Si han ido a Nueva York, tal vez le recuerde a las famosas Torres Gemelas. Cuando se termine la segunda torre a eso se aspira.
-Oh sí, claro... hay cierta referencia. - entiendo lo que ha dicho y concuerdo con él. Luego fijo la mirada en otro punto, un poco más alejado y que desde un principio me llamó mucho la atención.
El auto sigue su camino por la autopista y a mi izquierda sigo viendo una larga línea montañosa que bordea la ciudad de punta a punta y sin terminar. Me acerco más al vidrio de la ventana y gracias al cielo despejado puedo darme cuenta del detalle que hay en la parte más alta de la montaña.
-¿Eso de allá es un edificio?
El chófer al escuchar a mi traductor rápidamente mira hacia la ventana y asiente en respuesta, para luego sonreír con más amplitud y mostrar brillo en sus ojos a través del espejo retrovisor.
-Sí, ese es el hotel Humboldt y está en la cima de El Ávila. Para la ciudad es un símbolo, aunque lamentablemente está cerrado desde hace mucho tiempo.
-Qué ingeniosos al querer construir un edificio en lo alto de una montaña.
El chofer se encoge de hombros y ríe débilmente.
-El presidente que lo mandó a construir estaba loco... pero al final la idea le salió bien, en parte...
El traductor me comenta lo que acaba de decir y veo como el chofer nos ve ansioso por el espejo retrovisor.
-¿Cómo así? - respondo en español y me siento inconscientemente en la orilla del asiento.
-Uno... - enumera con su dedo- es que cerró hace unos años por no ser bien administrado; y dos, el estar ahí le trae una hermosa vista de la capital. Claro, si tan solo estuviera abierto y uno se pudiera hospedar. - ríe por lo bajo y denoto un aire a chiste interno que tal vez los locales entienden más - Desde arriba hay una hermosa vista de la ciudad y de la costa... Es recomendable.
Muchas palabras las entiendo y aunque voy un poco más lento, igualmente mi traductor me ayuda y al final termino mucho más interesado en saber sobre esta ciudad. Tal vez Roger esté haciendo algunas preguntas también.
El auto sigue su curso y yo sigo admirando esa cordillera montañosa que le da un toque único a la capital de este país. Lamento no tener mi cámara a la mano, posiblemente John, quien va en el auto de atrás, esté tomando algunas con la suya. Debí hacerle caso y no dejarla en la maleta.
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-Si desea puedo mostrarle algunas fotos de cómo se ve la ciudad desde arriba. - comenta el hombre siguiendo mis pensamientos.
Aquella iniciativa me parece interesante y acepto la invitación con gusto. Quizás me ayude a conocer un poco más este lugar que visito por primera vez y así entender lo que más le gusta admirar su gente, tal como lo he hecho durante los tours y nuestras llegadas a otras latitudes.
Por ahora solo puedo seguir admirando el paisaje y sorprenderme porque a pesar de que el auto aún sigue en marcha y hasta ha doblado a hacia otra parte de la autopista, nosotros aún podemos ver esa alta montaña y aquel pequeño edificio que nos vigilan desde lo alto.
-¿Al llegar al hotel no me podrías decir un poco sobre la historia de ese edificio?
La frente del hombre se arruga ante la peculiar pregunta y al final solo sonríe y asiente en aprobación, tal vez pensando que este loco está interesado más en una montaña que en otra cosa.
-Lo haré luego de que cenen algo... de eso le tengo otras recomendaciones.
A partir de ese momento ya sabía que el viaje valdría la pena.
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Cada miembro de la banda tenía su auto con un chófer privado, un guardaespaldas y un traductor que los acompañaban.
Dentro del hotel les ofrecieron comida venezolana y varios miembros del staff de la productora los acompañaron y les contaron datos de Caracas durante su estadía.
En la actualidad el Hotel Humboldt está abierto al público tras ser reinaugurado en el 2018. Cuenta con zona de piscina, casino, restaurantes, gimnasio y terrazas con una vista de 360°, con el que puedes ver el valle de Caracas a un lado y en el otro, la costa de la ciudad de La Guaira, Estado Vargas. El Ávila es un límite natural entre estos dos estados.
