Capítulo 8 - Primera vez II

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Christian 

Entro a la casa desanimado, pensando que hubiera pasado si hubiera seguido a la chica de los ojos azules, llego al comedor y está sentada Leila molesta, la ignoro tomo un vaso de agua y sigo en concentrado en mis pensamientos. 

No piensas saludarme -Leila  

¿Hola? - respondo sarcásticamente 

Leila molesta me reclama - Te estuvimos esperando con mis padres, fue muy grosero de tu parte no venir a cenar. 

Te avise que saldría cenar con mis padres y Mía - le respondo, la ignoro y subo a la habitación.  

  Me pongo mi pijama y me acuesto a dormir, con la chica de los ojos azules  en mi mente. 

A la mañana siguiente me levanto a las 6 a.m. para ir a correr por la ciudad, regreso a casa camino directo al baño para no encontrarme con Leila, me ducho rápidamente, salgo y me coloco mi traje, decido llamar a Taylor para indicarle que nos vamos a la empresa. 

Salgo lo más rápido que puedo  de la casa, subo al auto con Taylor al carro, voy por la ventana, cuando observo a la chica de los ojos azules, caminar por la banqueta, le pido a Taylor que estacione adelante para poder interceptar a mi chica (que rayos dijiste Grey), sonrió. 

Camino para topar con ella sonrió. 

¡Hola! - le digo

Ella está en shock, tarda en presentarse ¡Hola! Soy Anastasia

Mucho gusto, soy Christian- le digo, dándole la mano, cuando juntamos nuestras manos siento una corriente en todo el cuerpo.

No suelto su mano, ambos nos quedamos agarrados de la mano por cinco segundos, sin importar que pasaba alrededor. Yo me sonrojo y suelto su mano.

le pregunto de manera impulsiva - ¿Quieres tomar un café conmigo?

Ella  sonríe y  me respondo- Voy al caffe Vita si quieres acompañarme ¿Lo conoces?

Si - le respondo, toma su  mano nuevamente y caminamos hacia el café. 

Llegamos al café, pido una mesa con vista hacia la calle. 

La mesera nos da la carta, ambos la analizamos, 3 minutos después llega nuevamente la mesera. Anastasia pide un té y un sandwich de huevo y jamón, yo pido un café y el mismo sandwich que pidió Ana. 

Ambos estábamos en silencio mirándonos directamente a los ojos, no sé qué decirle, me sonrojo y sonrió... 

No conozco muy bien Anastasia, pero ya me tiene atado de manos, no siquiera me recordaba que hoy tenía reuniones importantes. 

 

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