#OnePieceWeek2021
𝑳𝒆𝒂𝒍𝒕𝒂𝒅 | La lealtad y la devoción conducen a la valentía. La valentía conduce al espíritu de sacrificio. El espíritu de sacrificio crea confianza en el amor.
«Morihei Ueshiba»
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-Los personajes al igual que l...
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𝑪𝒂𝒍𝒊𝒅𝒆𝒛 | Sinónimo de cordialidad y afecto humano.
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—Palabras: 430
—Sin reestricciones.
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Los ojos del azabache conectaron directamente con la nuca del mayor; aquel peliverde que se encontraba atado en una cruz hecha de madera, amarrado en contra de su voluntad pero a la vez siendo juzgado por su mismo orgullo y determinación.
Su cuerpo estaba repleto de notoria suciedad y pequeñas heridas que aunque en un principio no parecían nada graves, el espadachín sufría de aquel dolor de mierda que le invadía. Ocultando su dolor con un semblante aburrido con pequeñas pizcas de molestia, esa era su forma de demostrar que esa pequeñez no lo detendría.
Después de unos escasos segundos -segundos que para el adolescente de sombrero de paja eran minutos, incluso horas- los ojos del de cabellos verdosos finalmente tuvieron contacto con los del pelinegro. Decir que ambos sintieron un casi imperceptible escalofrío recorriendo sus cuerpos era poco, no fue una sensación desagradable, todo lo contrario, hasta cierto punto fue abrasador.
Todo el mundo a su alrededor parecía que hubiera dejado de existir, solo estaban los dos. Los pensamientos que en un pasado habían existido en sus mentes, habían desaparecido, siendo estos buenos o malos. Lo único que persistía era el palpitar de aquel órgano que les permitía seguir vivos, sus corazones.
Todo paso en un mismo segundo, un segundo en total silencio pero que ambos deseaban por alguna extraña razón que nunca terminara. Las palabras fueron lo suficiente para romper aquella burbuja de calidez que se había formado entre los ambos.
—¡E-El es Roronoa Zoro!— Exclamo en un grito lleno de miedo un niño de cabellos rosados y gafas.
El llamado Luffy apartó de su cabeza aquella sensación que había sentido y recordó su objetivo inicial.
—Oh, así que el es Zoro, no parece tan fuerte como decías.— Admitió con sencillez el de sombrero. Después de todo, lo único que vio fue a una persona amarrada con heridas -olvidando por completo la sensación que le había generado en un principio-.
Por otra parte, el peliverde en un principio al sentir la presencia de personas, automáticamente un ceño fruncido decoro su rostro y estando listo para mandar a la mierda a cualquiera que fuera el intruso, levanto su rostro sin evitar encontrarse con los ojos de aquel chico. La sensación lo invadió, fue un sentimiento tan fuerte que casi lo cegó. No entendió en lo absoluto del porque de aquel afecto que sentía de repente.
Casi enseguida de que aquella sensación en la que había sido encerrado fuera interrumpida por la voz de un niño, su molestia regresó al igual que su necesidad de echar a los espectadores.
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Escribiré lo más posible antes de que retome mis estudios nuevamente pq no se si tendré tanto tiempo libre cuando lo haga xD
