epilogo

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Miro frente a ella, vio la casa donde sabe que el todavía duerme sin saber que está vez no estará ella esperándolo con un desayuno.

Un sabor amargo, una idea que le hizo querer volver a la casa que simplemente cayó con un no es ellos, no los estoy abandonando a ellos.

ahora fuera de la casa se estaba preguntando si lo que iba a hacer era lo correcto o la  mejor solución, sabe que tal vez lo es pero solo para ella y ese pensamiento hace que su corazón le pese, ignoro una pequeña punzada de culpa y se dió la vuelta para ver una limosina negra.

Camino a ella en silencio, antes de entrar hizo una pausa y miro al chico pelinegro en que sostenía la puerta para que entrara.

— Gracias.

Dijo en un susurro, solo vio como el asintio y entro al auto sin soltar otra palabra.

Miro la casa frente al auto por la ventana y miro como poco a poco el auto se alejaba.

Cuando la casa desapareció miro el cielo oscuro que todavía dejaba ver las estrellas, en unas horas más debe amanecer, ni siquiera sabe que hora es.

Suspiro y intento relajarse en su lugar, tal vez la culpa se vaya con el paso de los meses o años, eso quiere, eso espera.

(…)

Cuando llegó, no había llegado el camión de mudanzas y aunque tuviera las llaves de la casa no le servía entrar si no había nada, además que ahora no quiere estar realmente sola.

Sintió como sus ojos se cerraban, se había despertado demasiado temprano y no había dormido casi nada sabiendo que iba a hacer hoy.

Cuando vio unos zapatos frente a ella, abrió los ojos algo desorientada pero cuando lo vio a él, no contuvo la sonrisa que se le formó.

— Hola.

Hablo el chico con sudadera verde que guardaba una de sus manos en su sudadera y con la otra la saludo.

— Hola.

Hablo algo cansada y adormilada, contuvo sus ganas de decirle por su nombre, sabe que sería raro.

Este miro hacia atrás de ella la puerta cerrada, ladio la cabeza confundido.

— ¿Dejaste tus llaves o no te las han dado? No sabía que hoy iban a llegar los nuevos vecinos o...bueno, ¿la nueva vecina?

Pregunto mientras volvía su mirada a ti y soltando una risa pequeña que sonaba nerviosa, soltaste una risa corta.

— está vacía la casa y supongo que llegue demasiado temprano.

— Bueno, apenas está saliendo el sol, creo que llegaste demasiado temprano.

Asentiste con una pequeña sonrisa y este te la devolvió aunque su sonrisa se veía algo tímida.

— ¿No quieres una taza de café o chocolate caliente? Vivo enfrente así que...eso, si no quieres está bien.

Alzo los hombros y sentiste el suelo que tenías irse un poco ante la propuesta.

— me parece bien.

Este estiró su mano y con una sonrisa amable hablo.

— me llamo edd.

Tomaste su mano y te ayudo a levantarte, una vez a su lado empezó a caminar.

— me llamo _____, es un placer conocerte.

Este te miro unos segundos y luego te miro con asombro.

— ¿No eres la chica con la que chocamos una vez en el supermercado?

Reíste ante esa mension y asentiste, este hizo una mueca de enojo que te pareció graciosa.

— realmente lamento, eso ¡Podría hacer que se disculpen si quieres! De echo, vivo con ellos, se le olvidó decirte. En total somos cuatro personas, todos compartimos la casa.

Asentiste ante eso.

— suena a qué siempre tienen un día divertido.

— se podría decir pero realmente preferiría tener un día normal.

Soltaste una risa por lo dicho mientras cruzabas la caye para ir a la casa frente a ti.

Sabes que ya no hay vuelta atrás, ya no puedes cambiar de decisión, ahora ya no.

(…)

— me dejó.

Susurro el chico viendo la nota en sus manos, poco a poco su vista se hizo borrosa por las lágrimas que se acumulaban en sus ojos.

Cuando una lágrima se resbaló por su mejilla cayendo en la hoja que ahora era lo único que déjate atrás aparte de el.

No te conocía mucho, de echo podría decir que no te conocía pero ¿Por qué dolía tanto tu partida? Arrugo la hoja con enojó y la tiró a un lugar alzar, apretó la mandíbula cuando su cabeza le empezó a doler, los gritos en su cabeza que no eran suyos se sentía tan dolorosos.

— cállense.

Hablo con un hilo de voz, el nudo en su garganta le dificultaba hablar. Las lágrimas cayeron más rápido por sus mejillas haciendo que intentará limpiarlas con sus manos, se limpio con  brusquedad y es que se sentía tan desesperado, con enojo hacia ti por qué no entendía por qué lo dejaste, no hizo nada malo, no se comporto mal.

— solo cállense.

Su voz se quebró con la última frase, el dolor de cabeza solo empeoró con los segundos, gritaban, lloraban y se sentían igual de abandonados como el, con la misma impotencia y sin saber el por qué de tu partida.

— por favor...

Susurro mientras se abrazaba así mismo en el piso, ni siquiera se dió cuenta de cuando se sentó en el, su pecho le dolía al igual que la cabeza, su vista seguía siendo tan borrosa por las lágrimas qué se acumulaban en sus ojos y se resbalaban por sus mejillas.

Un sollozó salió de el, intento volver a pedir que se callarán pero no salió nada de su boca. Frunció los labios y otro sollozo salió de el.

No tardó mucho en que en el lugar solo se escucharan sus sollozos.

Si te buscará ¿Aceptarías volver con el? Probablemente no, por algo lo dejaste aquí solo...pero ¿Por qué? ¿Por qué lo dejaste? ¿Hizo algo malo? Solo quiere saber...

¿Por qué?





























Este es un final alternativo que me ubiera gustado que terminara así pero mucha tristeza para ustedes, igual me gustó y yap, realmente pueden agarrar el final que más les guste. en fin, sin más que decir esto sería lo último que publicaré en esta historia.

¿Aceptas?Where stories live. Discover now