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A la mañana siguiente, estoy recostada mirando por última vez el techo de la habitación. No he salido en todo el día, por lo que estoy relajada con mi soledad. Anoche cuando llegué de la calle, no sé cómo lo hice, pero lo logré. Jaden ya no estaba en la habitación. Cuando entré por la puerta principal de la casa de Margaret, Austin estaba tumbado en el sofá de la sala de estar con su almohada y una cobija encima. Al pasar frente a la habitación de Justin, escuché susurros. Eran alrededor de las cinco de la mañana, por lo que el sol ya no tardaba nada en dar acto de presencia. Escuché cómo Justin reprendía a Jaden por lo que había hecho y escuché con claridad cómo Justin le decía que, si no aparecía en pocas horas, sería culpa de él que me hubiera perdido en esta enorme ciudad que no conozco de nada.

—¿Laila? —Escucho una voz masculina por detrás de la puerta. Después unos leves golpecitos en ella—. ¿Puedo entrar? —Reconozco la voz al instante, es Margaret.

Me limpio con el dorso de la mano una pequeña lágrima que se me escapa por el ojo derecho y se desliza por mi mejilla.

—Claro —digo fuerte y me incorporo para sentarme en la orilla del colchón.

La puerta se abre lentamente con un rechinido, asomándose por el borde de la misma la melena negra de Margaret para después dejar ver sus ojos.

—Ya me enteré... —murmura con la frente arrugada. Me encojo de hombros y aprieto los labios mientras ella entra en la habitación y cierra la puerta detrás de ella—. ¿Quieres hablar de ello?

Me encojo de hombros. Siento cómo se va formando un nudo enorme en mi garganta.

—Vamos, puedes confiar en mí —insiste—. En verdad sé cómo te sientes porque sé toda la historia. Desde antes de que mi sobrino fuera novio de Kayla, hasta lo de anoche.

Frunzo el ceño confundida.

—¿Cómo sabe todo?

—Anoche, después de que llegaron los chicos sin ti, se desató una fuerte discusión entre los tres. Se dijeron cosas muy feas. Incluso Justin insultó a Jaden respecto a su homosexualidad.

Me quedo callada mirándola. No puede ser cierto, me digo a mi misma en mi mente, Justin jamás ha dicho nada malo respecto a Jaden y sus preferencias sexuales.

Alzo las cejas.

—Después de que se fueron ellos dos a su habitación —continúa hablando—, Austin se refugió en la cocina. Yo estaba ahí preparándome un té, y cuando lo vi me senté a con él en la mesa y me empezó a contar todo.

Sorbo por la nariz.

—¿Qué le contó?

—Comenzó con auto-insultos, lo hice que se tranquilizara y después comenzó a contarme lo que había sucedido con Kayla y Tyler. Se lamentó mucho el haber hecho contigo lo mismo que alguna vez le hicieron a él: engañarte con alguien que quieres tanto —me paso ambas manos por el pelo despeinado y suspiro—. Me dijo que tú eras una persona que vale oro. Te llamó su estrella. Me dijo que tú lo ayudaste a salir adelante y dejar el sufrimiento atrás y continuar hacia adelante sin dejar que nada influyera en su vida.

Inhalo profundo y vuelvo a sorber por la nariz cuando las finas y húmedas lágrimas descienden de mis ojos por mis mejillas. Siento mi alma rota.

Guarda silencio unos segundos, toma aire y continúa:

—Me contó lo que sucedió en el antro. Laila, necesitas dejar que te explique.

—Explicarme, ¿qué? —Pregunto interrumpiéndola—. ¿Qué se besó con mi mejor amigo?

Dame Un Lugar En Tu MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora