XIII

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Estuvieron un rato más en silencio, después del beso, como siempre, ambos estaban un poco tímidos, pero mantenían sus manos unidas y su corazón latiendo a la par, aún violentamente.

Finalmente, unos minutos después Pey volvió a hablar.

— Creo que tengo que decir esto antes de que empecemos con el plan — dijo cautelosamente, como si temiera la reacción del rubio, aunque él claramente no entendía a que se refería la chica con aquello —. Yo... Recordé más cosas — aclaró —. Muchas más de las que me gustaría, a decir verdad, pero hay algo importante. Algo que debes saber antes de que entremos a esa cuidad.

Newt asintió lentamente, confundido, sin entender porqué Pey de repente parecía nerviosa. La chica tomó una respiración profunda, como preparándose para hablar, y aunque él la veía fijamente ella desvío su vista hacia sus manos unidas y la mantuvo ahí cuando comenzó a hablar.

— Primero que todo, prométeme que no te molestaras por no habértelo dicho antes —pidió —, pero es que no lo creía oportuno. Cuando los recuerdos llegaron y lo supe, ella no estaba ahí, no estaba a salvo y nosotros no teníamos aún certeza de que la rescatariamos y no quería decírtelo y que al final ella quedara atrapada en CRUEL o algo así y tú te quedaras sintiéndote culpable... Y sé que no soy quien para decidir qué es lo mejor para ti o lo que debes saber y lo que no pero yo...

— Bella, habla de una vez —. La interrumpió Newt, y aunque su voz sonó tranquila, Pey sabía que se impacientaba.

Pey volvió a tomar aire y por fin lo miró de nuevo.

—Tienes una hermana — soltó así sin más.

Y por un momento el cerebro de Newt hizo corto circuito y no supo qué decir ni siquiera cómo reaccionar.

¿Hermana? ¿Él? ¿Y la conocía?

— No te estoy entendiendo, Isabella —contestó después de eternos segundos en silencio, mientras soltaba su mano lentamente —. ¿Cómo qué hermana? ¿De qué hablas?

— Sé que suena loco — admitió Pey, manteniendo su voz tranquila, pues Newt parecía apuntó de gritar de frustración —. Yo de verdad espero que entiendas los motivos para no decirlo, pero a ella se la habían llevado y yo tenía miedo de que no regresara. Y cuando la rescatamos no supe cómo decirlo porque todos somos prácticamente desconocidos y de repente decir que ustedes son hermanos sería como una bomba ¿sabes? Y yo odio las bombas... Y... Y yo de verdad no supe cómo y luego tú ya no estabas a la mañana siguiente y fue aún peor... Yo... Lo siento — terminó diciendo, perdiendo hasta la última pizca de oxígeno en su extenso parloteo.

Y Newt mantenía el semblante inexpresivo, sin un sentimiento filtrandose por su rostro, y apartó su vista de ella, mirando hacia las paredes de la cuidad.

— No quiero saber quién es —. Pey lo miró totalmente  confundida.

— Newt...

— No, Isabella, por favor no insistas. Suficiente has hecho ya. — Auch. —No quiero más tormentos en mi cabeza, incluso saber que tengo familia es demasiado para mí, saber que la conozco será peor. Sólo deja el tema, por favor.

—Yo... Lo entiendo — dijo ella, poniéndose lentamente de pie —. Te dejaré solo, por si necesitas pensar.

Newt solo asintió, aún sin dirigirle la mirada. Y a ella le dolió que él no le pidiera que se quedara, y se fue de ahí, sintiéndose terriblemente mal por ser la causa de muchos de los problemas del rubio, sabiendo que desde que se habían conocido había sido así.


Newt siempre sentía un vacío en él, desde que tiene memoria había sido así. Estar tres años en ese laberinto lo había hecho sentirse tan miserable. Pero todo había cambiado cuando cierta chica de ojos lindos y mejillas rosadas se había sentado frente a él un día. Cuando miró sus ojos supo que en ella estaba lo que había perdido, en ella estaba su hogar. No se equivocó, porque ciertamente Pey tenía lo que él no: recuerdos.

𝗇𝗈 𝗍𝖾 𝗈𝗅𝗏𝗂𝖽𝖺𝗋𝖾́ [𝚗 𝚎 𝚠 𝚝]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora