3-Mírame

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Día 3: Coffee Shop AU

¿Quién era ese chico? Dean Winchester nunca había visto a un chico tan hermoso, caliente y perfecto. Maldita sea por qué tiene que pensar en esas cosas. No era gay, en absoluto ... ¿o sí?

Todos los días, después de clase, Dean y sus amigos iban a esa cafetería, y allí estaba él, sentado en el mismo lugar todos los días, leyendo innumerables libros ... ¿tal vez un estudiante como ellos? Se veía tan perfecto, tan concentrado. Y a veces podía admirar sus ojos azules. Eran los ojos azules más hermosos que Dean había visto en su vida.

Dean iba cada día rodeado por chicas, lo besaban y lo acariciaban, y se reían a carcajadas. Cuando podía, miraba a ese tipo, quería saber si lo estaba mirando.

Pero el hermoso hombre siempre estaba leyendo. Bebía su café con toda solemnidad. Y cuando bebía de su taza, Dean pudía admirar sus grandes dedos. Rayos ... ¿desde cuándo se babeaba así por un chico?

Llegaba a su casa todos los días, con cierto sentimiento de frustración. No podía apartar de su cabeza esos ojos y esos dedos ... y ... esos labios. Maldita sea ... estaba condenado ...

Necesitaba una ducha fría para calmarse, pero ese chico siempre estaba ahí, tan presente en su mente.

Se sintió triste, tan triste... ¿estaba enamorado de él? ¿Era eso brujería? Y era obvio que el hombre no lo notaba en absoluto. ¿Quién era Dean Winchester de todos modos? ¿Qué estaba fingiendo?

Dean no fue a la Cafetería ese día, decidió quedarse solo en el parque, no necesitaba pensar en él. Así que se sentó junto a la fuente y sus esfuerzos fueron en vano. Bajó la mirada a sus pies, sintiendo un dolor inexplicable en su pecho, cuando vio dos pies diferentes frente a los él, y escuchó una voz áspera y hermosa ...

-¿Estas bien?

Dean trató de mirarlo, pero el sol brillaba demasiado:

-Sí, yo solo ...- dijo, y el tipo se inclinó un poco para mirarlo más de cerca ... no era el sol lo que brillaba demasiado ... eran sus ojos . El hombre de la cafetería estaba frente a él. Dean se paralizó.

-Oh, te conozco...- observó el hombre: -Eres ese chico popular de mi Cafetería, soy Castiel Novak-extendió su mano para estrechar la de Dean, el joven estudiante tuvo que parpadear antes de reaccionar.

-Un- un placer- respondió al fin, estrechando las manos, y Dean lo vio sonreír, y fue lo más hermoso que vio ese día. Ojos azules, cabello oscuro ... sonrisa encantadora. Estaba perdidamente enamorado de este tipo. Entonces se dio cuenta de algo:-¿Eres dueño de ese lugar?

Castiel se rió entre dientes, maldita sea, en realidad era un ángel:

-Sí, soy el dueño, ¿puedo?-preguntó, señalando el lugar vacío cerca de Dean, el chico solo asintió.

-¿Estás en la Universidad? Eso es genial- Él mencionó, pero Dean era como una estatua, contemplando cada detalle del rostro de Castiel. Perfecto.

-Sí, Ahm ... pero, estoy asombrado, eres demasiado joven y ya tienes una cafetería.

-Es herencia... de mi abuela. Falleció el verano pasado- dijo Novak.

-Lo siento ...- Dean logró agregar, Cas fijó sus ojos en él, y Dean se perdió en esa mirada de nuevo.

-¿Te sientes mejor?- le preguntó, Dean no quería que se fuera.

+Sí, gracias...

-Entonces te invito a mi cafetería, tal vez un café te recargue las pilas-Castiel sonrió, Dean lo imitó y Cas bajó su rostro.

-Podemos hablar de esos libros que lees ...- dijo Dean, sin pensar en absoluto. Cas parpadeó e inclinó la cabeza confundido. Maldita sea, ¡el tipo podía pensar que era un maldito acosador!

-Sí ...- Castiel finalmente dijo, y Dean juraría, se sonrojaba:-sí, podemos.

Ambos se pusieron de pie y caminaron lentamente, disfrutando de la compañía del otro. Fue increíble. Era un hombre tan inteligente y Dean sintió que lo conocía desde siempre.

Cuando llegaron a la cafetería, estaban todos sus amigos. Los saludó tímidamente, y pasó junto a ellos, se miraron desconcertados. ¿Qué estaba haciendo con el chico nerd?

Pero a Dean no le importaba en absoluto, estaba viviendo un sueño.

De repente, Castiel se detuvo y, mirándolo con un poco de tristeza en los ojos, dijo:

-Si quieres estar con tus amigos, yo ...

-No no. Quiero estar contigo- las palabras salieron sin dudarlo, e inmediatamente Dean se dio cuenta de lo que decía su boca y clavó su barbilla en su pecho, rojo y avergonzado. Castiel se rió entre dientes, maldita sea, seguro ques estaba pensando que Dean era un idiota.

Pero al contrario de lo que Dean estaba pensando, Castiel dijo:

-Yo también ... yo también quiero estar contigo.

Y eso fue todo. Eso era todo lo que necesitaban saber. Compartieron el café, y esa hora... y muchas, muchas horas después de eso. Y muchos, muchos días y meses juntos. Porque cuando estaban juntos, el mundo era más brillante y sus corazones eran uno.

Destiel One Shot Collection (Vol. II) Where stories live. Discover now