Capitulo 16.

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"Cuando te vi, temi conocerte; cuando te conicí, temí besarte; cuando te bese, temí quererte; y ahora que te quiero, temo perderte"

Anonimo.

Axel.

Al darme cuenta de que Adalia y la mujer que me robo el corazón algo dentro de mi me obligo a seguir adelante caminando, algo que nunca en toda mi vida me había ocurrido, ni siquiera de niño que es cuando se supone que es cuando te enamoras  con más fuerza  e ilusión, pero creo que yo fui la excepción ya que nunca me paso nada de eso, bueno, hasta ahora. Seguí caminando y cada paso que daba  mi pulso se aceleraba mas, mis manos me sudaban en exceso, y apostaría a que me temblaban como gelatina, mis piernas me temblaban, sentía que mi cara estaba roja, siendo que hacía demasiado frio como de costumbre, comencé a tener calor me faltaba el aire y mi estomago sentía como algo se movía dentro de mí, no era una sensación fea a decir verdad me gustaba esa sensación.

Llegue hasta la puerta de la casa pero no pude ni tocarla, no era miedo, simplemente mi cuerpo no me permitía tocarla, era extraño lo sé pero creo que a todo mundo le pasa esto, sino es que me estoy volviendo loco ó ya lo era, piensa en algo, pensé para mí, no puedes llamar así como así a la puerta y solo decir: Adalia eres la mujer que me robo el corazón ¿Quieres ser mi esposa? No, así no son las cosas, vamos piensa en algo ¿De qué me sirve que sea más listo que los demás si no ocupo mi materia gris?

Pensé una y mil maneras de llamar a la puerta y aclarar todo con Adalia, pero por alguna extraña razón siempre mis buenas ideas terminaban en un desastre total, la cabeza me dolía como nunca me había dolido, empezaba a ver doble y cuando estaba a punto de caerme ahí mismo desmayado me ilumino una luz de inspiración que me dio una gran idea que ni Adalia no puede caer en esta. Di media vuelta, me aleje de la puerta y comencé a caminar rumbo a la calle, que ya estaba cubierta de un poco de nieve, y solo cuando llegue al mismo lugar en donde vi a Adalia por primera vez voltee a ver hacia atrás, esbocé una sonrisa en mi rostro y sin más seguí caminando por donde había venido hace ya algo de tiempo y solo cuando gire en la primera esquina tapándome de la vista  de la casa de Adalia empecé a correr como un loco mientras gritaba:

-¡Dimitri! ¡Te necesito!

Al llegar a la casa de los señores Olmirks  todo agitado mis anfitriones se preocuparon mucho, bueno más bien nada más la Señora por que el Señor empezó  con un interrogatorio peor  de los que le hacen a los criminales en las películas, hasta con lamparita y toda la cosa, al terminar de explicar porque había llegado en esas condiciones la Señora me ofreció de cenar a lo que  me negué al principio y solo cuando la Señora me dijo que Adalia lo había hecho acepte gustoso la cena y en cada bocado que le daba a esta me deleitaba cada vez más con las habilidades que tenia Adalia tanto académicamente como fuera de esta, no me sorprendería para nada que supiera bailar como danza árabe o ballet.

Salí de la casa de los Señores Olmirks peor que un perro en día de mercado y al subirme muy cuidadosamente al auto y cerrar la puerta del mismo recordé todo lo que tenía que hacer y en primer lugar estaba pedir disculpas a Dimitri por mi comportamiento así que espere a que este se subiera también al auto y sin darle oportunidad a que encendiera el mismo empecé a hablar.

-¿Dimitri?

-¿Sí señor?

-¿Me puedes prometer que cuando termine de decirte todo lo que te tengo que decir me contestaras solo con la verdad?

-¿Pero qué preguntas son esas señor? Claro que sí, sabe de ante mano que a usted jamás le mentiría, ni porque mi vida dependiera de ello.

-Pues bien entonces voy a ir al grano: ¿Me podrías perdonar por cómo te trate hace unas horas y en todo este tiempo que llevas trabajando para mí?-tome aire y sin dejar que Dimitri me contestara continúe- Realmente creo que te he tratado así desde el primer día y sin darme  cuenta se hizo una costumbre para mí el tratarte así, se que lo que te pido es algo a lo que ya se la respuesta pero estaría muy agradecido si me dijeras sinceramente la respuesta.

-No tengo nada que perdonarle señor, ese es mi trabajo pero si le sirve de algo para calmarse un poco, con toda mi sinceridad lo perdono.

-Gracias Dimitri, no tienes idea lo mucho que me has ayudado.

-Para eso estoy señor- prendió el auto y comenzó a avanzar-Y bien ¿A dónde vamos?

-Necesito que me lleves a la escuela y de ahí a otros lugares y por último a la casa de Adalia, por favor, será para tratar de arreglar lo de Adalia y yo.

Adalia.

Todo era como de costumbre en la mañana, el despertarme temprano, bañarme, desayunar y preparar mis cosas tanto para la escuela como para mi trabajo, era un día algo soleado los cuales no se ven muy a menudo por estos lugares a decir verdad era un día perfecto, creía que nada lo podía arruinar hasta que salí de la casa de mi abuela y me encontré con una flor, una rosa roja muy hermosa y bañada en roció para ser exactos, y sujetada a esta con un listón una carta doblada muy cuidadosamente la cual decía:

Para Adalia:

Espero y algún día me puedas perdonar  por lo que te dije ayer, mientras tanto hare lo posible para que así sea y me puedas perdonar por completo, después de todo eres alguien muy especial para mí porque sin darte cuenta y sin quererlo me robaste el corazón.

PDT: espero y te guste la rosa la corte del jardín de mi madre pensando en ti, sé que no es tan bella como tu pero espero que aun así te guste.

Al terminar de leer la carta algo dentro de mi ocupo poco a poco el lugar de mi enfado y coraje, no sé realmente que es pero algo si les puedo afirma, tendrá que costarle caro a Axel para perdonarlo.  

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⏰ Última actualización: Mar 10, 2015 ⏰

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