Estupida suerte [Killugon]

Capitulo 17

—Killua me debes una cita—hablo Gon sentado en las piernas del albino importándole poco que estuvieran a la vista de todos en el comedor.

—G-Gon quítate de encima—le reclamo sonrojado hasta las orejas.

—No—le saco la lengua a todas las chicas que los veían y lo abrazó del cuello.

—Se está volviendo salvaje—susurro Leorio divertido.

—Y rebelde—le siguió Kurapika soltando una risita.

—Cállense ustedes—los apunto Gon intentando sonar molesto.

—Uuhh—le siguió el juego Killua tapándose la boca.

Comenzaron a pelear como todas las mañanas Killua no les presto atención y se dedicó a abrazar a su novio de la cintura mientras apoyaba su mentón en su hombro.

—Gon ya cálmate—le pico la panza cerrando sus ojos.

El moreno hizo un puchero y comenzó a comer alegremente.

—Tengo preparada nuestra cita—volvió a hablar haciendo que el albino casi escupa su comida de la sorpresa.

—¿A donde iremos?—preguntó ansioso.

—Es una sorpresa—rio maliciosamente volviendo a comer.

—Te ves muy lindo intentando ser malo—lo miro con ternura.

Gon abrió sus ojos y tosió varias veces intentando calmarse.

—Ya lo se—le sonrió divertido y volteó su cabeza dándole un suave beso.

Después de las clases se fueron a sus casas a cambiarse y tener su esperada cita.

—¡Killua!—exclamo Gon emocionado abriéndole la puerta.

El albino de inmediato se sonrojó al ver a su amado vestido de forma tan linda, sus característicos shorts fueron remplazados por unos pantalones ajustados y una camisa holgada que lo hacía ver más tierno de lo que era.

—Te ves hermoso—lo halago mirándolo embobado.

—Tu también—le sonrió luego de admirar una nueva perforación en su oreja.

Comenzaron a caminar tomados de la mano mirando las gotas de lluvia que empezaban a caer.

—Ugh nos vamos a empapar—se lamentó Killua mirando el cielo nublado.

—No importa, la lluvia es hermosa podemos correr y mojarnos—sugirió sonriendo de lado.

"Siempre sacándole el lado bueno a todo, por eso me enamore de ti......te amo"

Cuanto le gustaría decirle todas las cosas cursis que pensaba sobre él pero le daba demasiada vergüenza.

La lluvia con el paso de los minutos se fue haciendo más fuerte por lo que Gon no dudó y tomó de las manos al albino para dar vueltas en medio de la calle con el sonido de las gotas contra el pavimento.