XXIII

84 7 28
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Lo primero que vi al despertar fue el cabello de mi hermano intentando entrar en mis ojos. Moví mi cabeza para separarme de él y me levanté tan rápido que me sentí mareada. Cameron se había quedado a dormir conmigo. Seguramente se lo pedí, pero no tenía presente muy bien lo que pasó después de ese recuerdo hecho sueño.

En mi boca sentía un sabor amargo poco grato que me hizo tener sed. Miré el buró donde estaba mi lámpara. Pedazos de foco se encontraban al pie de la base que lo sostenía. Al parecer había explotado y no sólo se había fundido. Rodeé la cama para cambiarlo. Justo cuando acerqué la mano, fui detenida por Cameron, dándome así un pequeño susto.

―Déjame cambiarlo ―dijo, con la voz rasposa por el sueño. Sus ojos aún permanecían cerrados, luchando por abrirse para quedar despierto.

―Yo puedo hacerlo. Tú sigue durmiendo o intenta despertarte bien primero.

―No, déjame a mí.

Ante su insistencia, lo dejé. Y ya que me hacía aquel favor, decidí bajar y preparar el desayuno. Hotcakes y un té era lo que él tomaba, para mí un chocolate caliente me daba toda la vitalidad que requeriría en el día, además de que esperaba que su dulce sabor despejara el que tenía en la boca al despertar.

Cameron bajó justo cuando estaba terminando de preparar todo, fue entonces que, al mirar mis manos, noté que los moretones que decoraban mis palmas habían cambiado. Las escondí debajo de mis mangas cuando Cam se acercó.

―¿Recordaste que hoy vuelvo a trabajar?

―Dormiste con la ropa que usas para salir. Es fácil recordarlo viéndote así.

―¿Estás segura de estar bien? ―el tono de su voz reflejaba verdadera preocupación.

―Por supuesto. Hay sueños que siento tan reales que despierto gritando. ¿Alguna vez has confundido un sueño con la vida real? Me pasaba muy a menudo antes, pero eso tú ya lo sabes.

Pareció dudar un instante. Aunque no decía nada, sabía que su cabeza estaba pensando a toda velocidad. Quería conocer lo que esa mente maquinaba, pero era tan hermética que tenía suerte de que salieran palabras de él en ocasiones.

Desayunamos en silencio y se marchó después de eso. Decidí observar mejor las machas en mis manos mientras me bañaba. Todo parecía estar en orden en el resto de mi cuerpo; nada me dolía, no tenía un color distinto o sentía algo extraño. Los moretones que se habían negado a desaparecer desde su creación se marcaron más. Ahora eran líneas definidas y oscuras en lugar de manchas, extendiéndose en curvas y desdibujándose. Se miraba como si anteriormente un dibujo hubiera adornado mi piel pero el tiempo decidiera borrarlo poco a poco. Las marcas de mi mano derecha eran mayores a la de la izquierda, incluso llegaban a la base de mis dedos. Seguían sin dolerme. Desde hace tiempo pensaba que no eran moretones, pero de no ser así, ¿qué eran?

FEVER •|| 𝐻𝑖𝑗𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝐿𝑢𝑛𝑎 𝐼 ||•Where stories live. Discover now