XXIV

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A todos nos importaban las calificaciones totales de los exámenes, por eso, en el primer descanso, la mayoría de los alumnos se aglomeraban frente a la lista para revisar su nombre, número de aciertos y lugar que nos correspondía en comparación a ...

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A todos nos importaban las calificaciones totales de los exámenes, por eso, en el primer descanso, la mayoría de los alumnos se aglomeraban frente a la lista para revisar su nombre, número de aciertos y lugar que nos correspondía en comparación a los demás. Pero Clau estaba obsesionada con el primer lugar. Siempre se iba al final del pasillo, donde empezaba la numeración del más alto, porque era claro que ella estaba ahí. Yo empecé desde el último. Sabía que me había ido bien y que tendría una mejor posición, pero era mi costumbre. Llegué a los primeros treinta y no había aparecido aún. Eso podría significar dos cosas: me fue mejor u olvidaron ponerme porque mis exámenes se habían perdido.

Kai logró el lugar 37.

Pasé por los primeros veinte sin aparecer, llegué al quince sin encontrarme aún. Si realmente no se perdieron mis exámenes, quería decir que había cumplido el objetivo que Clau me impuso. Al llegar al nueve me detuve. No estaba mi nombre allí, pero sí el de Jazz, suponiendo que su apellido fuera Palmer. Jazmín Palmer. Había escalado del lugar doce al nueve.

―Levanta la vista, Clara ―dijo Clau tomando mi mentón para elevar mi cabeza. Ya había llegado a su lado―. ¡Soy el primer lugar!

Dejé leer los demás nombres para centrarme en el que se encontraba arriba de todos. Sonreí al ver que era cierto.

―Oh, felicidades.

―No es eso. Mira bien. Baby está debajo de mí y, sólo por un acierto menos, ¡estás tú!

Eso era algo inesperado. No pensé llegar tan lejos, y realmente no lo quería. Pero era innegable que estaba dentro de los tres primeros lugares.

Mi amiga me abrazó y presumió a Baby mi lugar cuando este se acercó. No estaba escuchando la conversación completa, mi mente estaba sumergida en los pensamientos pesimistas del futuro hipotético que vendría a continuación. Tener un buen lugar en la lista creaba expectativas en los profesores sobre los alumnos, los primeros cinco las elevaban al cielo. ¿Qué pasaba cuando esas expectativas no eran cumplidas? Decepción. Tenía que elegir un camino: el de mantener la perspectiva que ahora tenían de mí o el de soportar las miradas que juzgaban y las frases de "Esperaba más de ti".

―Clara, reacciona. ―Clau posó su mano en mi hombro para sacarme del trance―. Te ha felicitado Mr. Segundo Lugar.

Parpadeé y volví a mirar los primeros nombres. Ciertamente el segundo lugar era Baby. Literal decía BABY, en letras mayúsculas y nada más.

―¿Cómo hiciste eso? ―Lo miré. Estaba al otro lado de Claudine, con los brazos cruzados sobre su pecho y una expresión de seriedad. Ya que no había ganado el primer lugar, no tenía razones para sonreír con superioridad como de costumbre―. Lograr que pusieran tu apodo y no tu nombre. Dudo que lo escribas en tus exámenes.

No estaba acostumbrada a hablarle directamente, ahora eso no me importaba, pero cuando lo noté me sentí extraña.

―No es difícil ―respondió―. Quisiera presumir que les he pagado pero no es así. Fue algo más lícito que eso. El tener los mejores promedios y representar la escuela en competencias te da ciertos privilegios. Lo hacen para que mantengamos el rendimiento.

FEVER •|| 𝐻𝑖𝑗𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝐿𝑢𝑛𝑎 𝐼 ||•Where stories live. Discover now