30 - vive tu vida.

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—Sí... No se ha levantado, no sé cuánto tiempo ha estado en el nido. No sé exactamente cuándo lo hizo—

Steve abrió un poco la puerta para mirar hacia la cama, al cuerpo hecho un ovillo bajo las sábanas.

—Está dormido ahora, estuvo llorando un buen rato hasta que se durmió—

Habían pasado las horas, era casi la media tarde, Balder no había regresado y tampoco contestaba ninguna de las diez llamadas que le había dejado, ni había leído los mensajes.

Escuchó al médico suspirar.

—¿Todavía no lo marcaste, Rogers?—

—No— murmuró bastante bajo.

—¿Qué esperas?—

Steve ni quería hablar, no quería hacerlo.

—No quiero marcarlo sin que él quiera— dijo la primera excusa que se le pasó por la mente.

—Si te refieres al tema del amor, Rogers, eso puede esperar, pero la vida es más importante, chico— habló el médico, —Ya tendrán tiempo para enamorarse, pero para eso Loki tiene que sobrevivir, debes hacer el lazo—

Steve negó, por más que el doctor no lo viera.

Sin querer decir algo, el joven alfa colgó, se giró a la puerta y la miró un momento antes de entrar al cuarto.

Se acercó a la cama, viendo el tranquilo vaivén de la respiración del omega.

Steve apoyó una mano en el hombro del chico.

—Loki... Despierta, tengo algo importante que decirte...— Steve movió un poco su cuerpo, pero el chico no reaccionó, —Loki... ¿Loki?—

Corrió las sábanas que lo cubrían, viendo lo tranquilo del rostro del omega al dormir, y como sus labios se movían un poco con su lenta respiración.

Steve apoyó el dorado de su mano sobre la mejilla del omega, estaba muy frío.

Loki ya no tenía rubor en el rostro, al contrario, su piel parecía papel, con oscuras y moradas ojeras bajo sus ojos, además de sus labios que tenían un tono azulado.

El corazón de Steve se aceleró por la preocupación, el chico se veía mucho peor que antes.

Subió a la cama, olvidándose en romper el nido, y cómo si Loki hubiera sentido eso comenzó a negar con la cabeza, y su expresión tranquila cambió a una desesperada, aunque no tenía fuerza para abrir los ojos, sus pestañas se aleteaban, apretando los ojos y apenas abría una rendija para ver, aunque no pudo mirar bien al rubio.

—Tranquilo, Loki— Steve lo tomó por los lados, apretándolo contra sí en un abrazo firme, aunque el omega se agitó para intentar liberarse.

—N-No...— murmuró.

La mirada de Steve fue hacia el cuello del omega, viendo su lechosa piel, imaginando una marca en su lugar correcto.

Sin su total consentimiento, sus manos fueron hacia el cuello de Loki, el omega se sobresaltó, cómo si supiera lo que Steve estaba pensando.

—No, no, no...— pidió, apenas con un hilo de voz, sintió las lágrimas caer, —No serás mi alfa, mi lazo no es contigo, no...—

Steve se alejó para mirarlo.

—Yo tampoco quiero, Loki— murmuró.

—¿Entonces por qué mierda lo haces?— soltó, con sus ojos apenas abiertos.

Steve se detuvo, y por un segundo admiró a aquel omega con todo su ser, aún estando tan débil y enfermo, Loki mantenía su postura, y estaba dispuesto a pelear incluso sin poder moverse.

—¿Sabes que estás muriendo, Loki?— dijo, casi en un susurro.

Loki se congeló un momento, su labio inferior comenzó a temblar, negó suavemente.

—No voy a morir...— murmuró, —Mi alfa no va a dejarme...—

—¿Tú alfa?—

Loki asintió, las lágrimas caían, aún así, sonrió.

Steve recordó las conversaciones con Balder.

—Tu alfa... ¿Thor Odínson?—

Loki volvió a asentir.

—Estuviste con él cuándo te creíamos perdido, ¿verdad?—

Loki asintió de nuevo.

—El me cuidó...— murmuró, —Y me prometió que estaríamos juntos, así que vete—

Steve suspiró.

—Loki, tú... ¿Ves a Thor Odínson por aquí?—

—Él vendrá...—

—Estás muriendo, Loki, y yo puedo salvarte—

—No me estás salvando— Loki hablaba con seguridad, a pesar de sonar débil, —Me estás condenando a vivir—

Steve no pudo decir algo.

—Te estás condenando a vivir también—  agregó el omega, —¿No puedes vivir por tí mismo?, ¿Al menos en una vida?, por qué no pruebas vivir tu vida, Rogers...—

El rubio no tenía palabras.

Los ojos de Loki se cerraron, dejó de forcejear y Steve recargó su liviano cuerpo sobre él.

La respiración del omega estaba agitada, casi cómo si hubiera corrido varios kilómetros, se había agotado en esa discusión.

—Déjame dormir...— murmuró él omega en su pecho, —Y no hagas nada—

Steve tardó un segundo en hacerle caso a Loki, lo dejó en la cama, cubriéndolo con las sábanas y volviendo a acomodar torpemente el nido, salió del cuarto sintiéndose un poco mal.

Caminó por el pasillo, intentando borrar la idea de que Loki Laufeyson moriría por su culpa.

Escuchó la puerta de entrada abrirse y frunció el ceño.

Escuchó pasos apresurados y al llegar a las escaleras vió a tres personas en su sala.

—¿Tony?— murmuró, sintiendo su corazón agitarse al ver al castaño.

Los tres alzaron la vista hacia él, pero un llanto los hizo mirar más allá.

Un sollozo como el de un animal, viniendo desde detrás de la última puerta del pasillo.

—¿Loki?—

Un intenso olor a sándalo lo hizo voltear de nuevo, viendo a el único de los tres que no conocía, un chico alto, de largos cabellos rubios, con un bronceado pálido y un poco parecido a Balder, subiendo las escaleras rápidamente.

Su fuerte olor y el bajo gruñido del chico lo hizo apartarse del camino, pegando su espalda a la pared.

Al pasar a su lado, ahora captando el olor a tierra húmeda, pareció golpearlo por su intensidad.

Vió aquel alfa rubio entrar al cuarto de Loki, cerrando la puerta rápidamente.











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