↜ La carta ↝

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Erwin:

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Erwin:

Si estás leyendo esta carta significa que, finalmente, me he rendido y debo pedirte perdón por eso. No espero que aceptes mis disculpas, después de todo me ganó la cobardía aún cuando me prometí ser valiente por ti y por mi madre.

Lamento no poder seguir a tu lado en tu búsqueda ni en tu vida. Sé que te dolerá porque te conozco mejor que nadie al igual que tú me conoces como ninguna otra persona, pero, así como sé que te culparás por no notar mis males antes, sé que eres un hombre realmente fuerte y valiente. Sé que podrás seguir adelante.

Como parte de mi última voluntad, me gustaría pedirte que no me olvides y que me permitas seguir en tu corazón, aunque no pueda recorrer ya el mismo camino que tú. Me gustaría que me permitas ser la luz que guíe tu camino. No tengas dudas que, donde sea que esté, te cuidaré, te amaré y te pensaré. Porque tú fuiste mi ángel, así que te pido que me permitas ser el tuyo.

Tal vez durante nuestros años de amistad no te dije la verdad completa y me arrepiento. Me arrepiento eternamente de no tener el coraje de decirte lo que realmente sentía por ti. Me arrepiento de no ser lo suficientemente intrépida para buscar tu ayuda cuando más lo necesitaba. Me arrepiento de no despedirme adecuadamente.

Todas las veces que te dije inocentemente que te quería, en realidad quería gritar hasta quedarme sin aire cuánto te amo. Cada pequeño roce de manos aceleraba mi corazón y ni hablar de los dulces abrazos que me brindabas. El calor que tu cercanía me producía era la flama más hermosa que alguna vez habitó en mi pecho. Tus ojos azul cielo me hacían querer perderme en ellos para estar eternamente contigo. Las pacíficas tardes donde leíamos juntos eran mis momentos favoritos del día. Recuerdo leer las novelas románticas e imaginar una historia completa juntos. Me encantaba ver el brillo en tus ojos cuando hablábamos de nuestros planes para el futuro o el sonrojo casi invisible que adornaba tus mejillas cuando comías emocionado tu sabor de helado favorito. Podría seguir hablando de todo lo que me gustaba de ti y de estar a tu lado, pero creo que jamás terminaría de escribir. Estoy totalmente segura de que fuiste el amor de mi vida y me duele cada mísera parte de mi existencia el no ser capaz de continuar a tu lado.

Por otro lado está la verdad sobre mi estado de salud. Sé que te dije mil veces que pronto saldría de este maldito hospital para cumplir con todas nuestras promesas, pero nunca estuve más lejos de la realidad.

Probablemente nadie te dijo nada específico acerca del tratamiento, así que, desgraciadamente, seré yo la portadora de las malas noticias. Todas las veces en que hablamos sobre mi mejoría y el avance del procedimiento aplicado, no eran más que una capa que ocultaba la decadencia en la que iba mi bienestar. No te dije que, en realidad, mi cuerpo no aceptó adecuadamente el tratamiento, pues, aparentemente, estaba genéticamente predispuesta a padecer lo que fuera que fuere esto, cosa que nadie tuvo en cuenta al comienzo. Lo que creías que eran las vitaminas que supuestamente absorbía, eran simples medicamentos que, en vez de salvar mi vida, sólo aplazaban mi muerte. Junto con mis órganos, mi físico era deplorable. La inseguridad empezó a carcomerme por dentro gracias a la desagradable y casi agonizante apariencia que tomó mi organismo. Muchas veces me hice la dormida cuando me enteraba que vendrías a visitarme, pues temía ver lástima en tus hermosos ojos cuando notaras que cada vez era más inútil. Cosas tan sencillas como ponerme de pie sola o comer por mi propia cuenta me eran casi imposibles. Esto me generó un sentimiento de frustración e impotencia tan intenso que opacó completamente mis ganas de seguir luchando.

Lo siento, Erwin.

Para finalizar, quiero que me prometas algo. Prométeme que, sin importar qué, serás el hombre admirable y confiable del que me llevaré recuerdo. Prométeme que serás fuerte y que no te rendirás. Ten por seguro que serás el ángel salvador de muchos, porque, aunque no soy un ser celestial ni nada similar, sé que tienes el don de la luz que guiará a los otros a cualquier victoria. Tal vez hayan veces que no lo parezca, pero recuerda que no pierdes la guerra por perder una batalla. Por mi parte, te prometo que seré tu escudo o tu estandarte, incluso tu espada si así lo requieres, y como ya he dicho antes, me encargaré de librar tu camino hasta que llegue la hora en que nos reencontremos, porque es más que seguro que forjaré desde aquí el camino que recorreremos juntos, claro, si tú me lo permites.

Para despedirme, quiero agradecerte por todo. Estaré en deuda contigo por cada pequeño detalle.

Nunca lo olvides, no estás ni estarás solo jamás.

Con amor.
Della Neumann.

Della Neumann

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Campanas [Erwin Smith x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora