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Magnus:

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Magnus:

Hay una infinidad de cosas las cuales jamás me gustaría admitir, por vergüenza o simplemente no querer. Como mi relación con Will, aquello que empezó como un cuento de hadas y se transformaba poco a poco en un completo infierno.

Cuando conocí a Will la atracción fue inmediata, él representa todo aquello que me gusta de los hombres. Él en verdad me atrapó.

Empezamos una amistad que se fue abriendo a algo más y eso terminó en un noviazgo.

Relación que al principio fue perfecta.

Sin embargo, algo cambió: todo se volvió tenso, inseguro y conflictivo. Empezó sin darme cuenta: esos intentos de controlar a donde iba, con quién salía o que hacía, ese enojo que tiene cuando no respondo algún mensaje o llamada y esa inseguridad que siempre a envuelto nuestra relación, no sé en que momento apareció, solo me vi aguantando todo como si fuera mi deber. Como si lo mereciera.

¿Cuándo fue que la relación se volvió tan dañina? ¿Cuáles fueron las señales que no capté? No recuerdo. Mi mente trabaja, intentando responder cada pregunta, pero nada parece ser la respuesta. Únicamente recapituló de manera constante, ese día que la bomba explotó. Sí llegase a contarle a alguien, probablemente piense que todo comenzó esa tarde en el departamento de Will, pero no podría estar más que equivocado. No fue ese día, porque en situaciones así, siempre hay actitudes que te ponen alerta, te mandan una advertencia de que algo está mal, y en mi caso, las hubo, pero las sentí tan normales que no puedo distinguir cuando comenzó.

Ese día Will me llevó a su departamento a base de falacias. Anteriormente, había tenido una semana llena de exámenes y exposiciones, que me impidió pasar tiempo con él, dado a eso, prometió que pasaríamos un momento agradable como pareja, más cuando llegamos y la puerta cerro los reclamos no se hicieron esperar: estaba enojado, por no haber pasado tiempo con él, empezó a cuestionar mi lealtad, me ofendió, se encargó de echarme en cara el porqué no he querido tener relaciones sexuales, y cuando me defendí, Will me golpeó.

El primer impacto fue en mi mejilla, y los otros dos en mi estómago. Intenté salir de ahí, mas no me lo permitió, al darse cuenta de lo que había hecho, se disculpó de inmediato y me habló de su enfermedad.

Trastorno de la bipolaridad. Una enfermedad mental que causa cambios extremos en el estado de ánimo que comprenden altos y bajos emocionales.

Lo mandé al diablo y volví a intentar salir de ahí, entonces, me enseñó sus medicamentos, y el diagnóstico del médico psiquiatra. Nunca se excusó con su enfermedad, pero me pidió que lo entendiera y le diera otra oportunidad.

Prometió que no lo volvería hacer y yo le creí. Mi corazón no me dejó renunciar y distanciarme. Y no por amor, si no, por empatía.

Estudió medicina, el cuerpo humano, no la mente y lo que pasa con ella, sin embargo, conozco los síntomas, las consecuencias que puede causar no llevar un tratamiento adecuado, comprendo la enfermedad de Will y soy consciente de que las personas con bipolaridad la mayoría de veces no son saben de lo que hacen cuando las emociones se juntan, siempre hay una guerra en ellos.

why ¡! malec auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora