Introducción

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Después de su partida de Colombia, Valentina se reencuentra con su pasado, incluyendo a personas que en algún momento de su vida fueron muy importantes.

El problema que parecía haber quedado en el pasado, regresa para vengarse en el presente, sin importar los heridos.

Si no solucionas el pasado en el momento, puede causar grandes problemas para el futuro

Juan Pablo consiguió que su banda fuera internacionalmente conocida y amada, pero su más grande fan sigue sin regresar para cumplir las promesas que se quedaron en el aire, en aquel aeropuerto.

El prometió ir a buscarla y ayudarle a domar sus demonios. Ella no quiere meter a más personas que le importan en sus infiernos.






























—Gustavo, yo me llevo a Aarón en la camioneta y tú te vas con Anahí y Valentina— sugirió Javier hacia su hermano, tratando de acomodar a la gran familia en los automóviles.

—¡Aarón!— llamó Gustavo a su hijo mayor.

Las pisadas del niño no se tardaron en escuchar, junto con los gritos de su hermana menor por detrás.

—no hice nada, te lo juro.

Gustavo soltó una carcajada, al escuchar las palabras de su hijo mayor.

—fue mi culpa, papi— habló Valentina, la menor.

—¿Qué hicieron ustedes dos?— preguntó con rabia Javier, tío de los niños.

—son mis hijos, solo yo y Anahí les podemos hablar fuerte— dijo Gustavo, interponiéndose entré su hermano y sus hijos —¿Quedó claro?

Javier le aguanto por un rato la mirada, pero el poder y autoridad que daba su hermano era demasiado.

—los vemos abajo— dijo y salió de la habitación.

—¿Todo bien?— preguntó Anahí, llegando a la habitación que compartía con marido e hijos.

—no creo  que todos entremos en la camioneta— dijo la figura paterna.

—no entiendo— murmuro Valentina.

—papá quiere decir que nos tendremos que separar por unos minutos, Vali— le explicó su hermano mayor.

—pero yo no quiero hacerlo— dijo Valentina —no quiero separarme de ustedes.

—tranquila, mi princesa hermosa— murmuro Gustavo, poniéndose a la altura de su hija —solo será hasta llegar al aeropuerto...

—al llegar volverán a verse— terminó Anahí, mamá de los niños.

Ambos niños se abrazaron por unos minutos, y besaron la mejilla del otro, sin saber que esa sería la última vez que se verían, por un largo rato.

Gustavo tomó al niño entré sus brazos, para bajarlo al término de la casa, donde se encontraba el resto de la familia.

—te quiero, mi príncipe— dijo Gustavo, antes de besar la sien de su hijo y subirlo a la camioneta.

—yo te quiero a ti, pá.

Y aunque el hombre no sabía lo que le preparaba el futuro, sentía una mala espina dejar al niño al cuidado de su hermano.

—Gus, me adelantó— dijo Javier desde el asiento del pilotó de la camioneta —voy a pasar a la farmacia por los medicamentos de mamá, te veo en el aeropuerto.

Gustavo asintió: —Javive, te encargo a Aarón— habló con la seriedad que lo caracterizaba

—tranquilo, no se lo daré de comer a los vagabundos— bromeó su hermano.

—hablo enserio, cuídalo.

—con mi vida.

Después de la promesa con su hermano, regreso al asiento de estaba su hijo.

—¿Tardarán mucho?— preguntó el niño

—no campeón— dijo con una sonrisa —vamos a ir detrás de ustedes, tranquilo.

Después de eso, la camioneta se puso en marcha y salió.

—¿Ya nos podemos ir a casa?, no me gusta aquí— dijo Valentina a su mamá, quién hacia las maletas

—Solo vamos a visitar a tus abuelos y nos vamos— contestó Anahí, cerrando la valija

—¿Ya está lista mi princesa y mi reina?— preguntó entrando a la habitación, tragándose toda la preocupación que emanaba de su cuerpo

—siii— contesto su hija brincando de la cama a los brazos de su papá

—entonces, vamos— dijo con Valentina en uno de sus brazos y una de las pesadas maletas en el otro, con su esposa embarazada delante de ellos.

Al salir de la casa que habían rentado para el viaje, subieron las valijas al maletero y a su hija al asiento trasero del auto.

—tengo un mal presentimiento— murmuro Anahí hacia su esposo.

—yo también, muñeca, yo también.

—¿Porque no nos quedamos la noche aquí?— sugirió ella —podemos rentar un cuarto de hotel.

—todo estará bien, mi reina— le contesto su esposo, dejándole un casto beso en sus labios —te amo.

—yo te amo más, Gusgus— contesto ella con una sonrisa.

Nunca Te Olvide |UVJ#2| Juan Pablo Villamil/Morat.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora