Una ultima noche

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Después de la reunión con su diosa y el patriarca, los caballeros fueron al comedor a comer, eso preocupó a Aioros, las náuseas y los antojos harán que todos lo. miren extraño, y si inventara una excusa para no ir, seria aun mas sospechoso.
Tenía que pensar en algo rápido, o si no solo le quedaba comer de más o vomitar mientras todos lo miraban, no sabia cual de las dos era peor, aun que no quería ni averiguarlo.

-Aioros-La voz de su hermano lo sacó de sus pensamientos-¿Está todo bien?-.

-Claro hermano, ¿Porque no lo estaría?-Dijo sonriendo para así despistar al leo.

-Pues estás más callado de lo normal, por eso pienso que algo malo pasa-.

El caballero de leo podría no ser el que se de cuenta de las cosas (Preguntenle a Lyfia) Pero cuando se trataba de su hermano mayor todos sus sentidos estaban alerta.
Más cuando el dios del sueño iba de visita y quería ver al sagitario, eso si que no dejaba tranquilo a Aioria, algo tramaba el sirviente de Hades con su hermano, seguro que no era algo bueno.

-Bueno vamos al desayuno-Decía el mayor intentando ocultar sus nervios.

-Claro-.

Al llegar Aioros tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para no tener que vomitar, el aroma de la comida era rica, pero había algo que lo hacía sentir mal, y peor aún los mareos llegaron, esta situación no se ponía de mal a peor.
Así que intentando no caerse fue a sentarse al lado de su hermano, vio como todos estaban muy distraídos en su comida o hablando con alguno de sus compañeros, lo cual agradeció tal vez no notaron nada extraño de él.

O eso creyó cuando Milo se sentó al otro lado de él trayendo un plato de lo que el sagitario lo estaba haciendo sentir mal, las ganas de vomitar se hicieron más fuertes.

-Oye hermano ¿No vas a comer?-Preguntó el leo.

-Yo….¡Ocupo ir al baño compermiso!-Sale corriendo lo más rápido que pueda llamando la atención de sus compañeros.

-¿Soy yo o Aioros está actuando muy raro durante las últimas semanas?-Preguntó el escorpión.

-Talvez esté enfermo-dijo Mu.

-O….tal vez….esté escondiendo algo-Decía DM.

-Mi hermano no esconde nada-Dijo Aioria.

-Oh vamos todos ocultamos secretos, digo nadie más nota lo cercano que es Aioros con el dios del sueño, todos lo vimos bailar en la fiesta de paz, ¿Y si...esos dos esta…?-Iba a seguir, pero fue interrumpido por Saga.

-Ni lo menciones, Aioros sabe que entre todos los dioses, no debe meterse con los que le sirven a Hades-Dijo con fastidio.

-Es eso o es que está celoso-Murmuro Milo.

-Milo-Lo llamo Camus.

-¿Qué? Solo decía-.

Mientras que los demás discutían del asunto, Aioria se quedó pensando, ¿Será posible que su hermano y el dios del sueño….? No, no podría ser…¿O si?

…..

Aioros no pudo más y terminó vomitando en medio camino hacia su templo, ahora si que se veía sospechoso, salió de la nada, y si alguien lo veía vomitando, no dudó en preguntarle que paso, entonces todo empeorara.

-¿Aioros?-Preguntaron unas voces femeninas.

Al voltear se encontró con las saintias que lo miraban con extrañeza y preocupación, ahí se le cayó el alma al verse descubierto, tanto que comenzó a llorar.
Las chicas estaban confundidas pero fueron rápidas y ayudaron al mayor, lo llevaron hacia su casa mientras intentaban calmarlo, mientras que el dorado solo balbuceaba, sollozando, no se le entendia que decia, pero las chicas decidieron preguntarle hasta que se calmara.

Lo cubrieron con una manta, le dieron comida, pañuelos, palmaditas de cariño, para calmarlo, después de un rato el dorado se pudo calmar y avergonzado les agradeció a las chicas, las hormonas del embarazo lo estaban alterando mas de lo normal

-¿Qué pasó? ¿Porque lloraste de repente?-Preguntó Shoko.

-¿Y porque vomitastes?-Pregunto también Erda.

-No es nada chicas….solo...estaba algo estresado es todo-Decía mientras se secaba los ojos.

-¿Seguro? ¿No te sientes mal o algo?-Pregunto Mii.

-Enserio estoy bien-Dijo con una sonrisa aunque era más una mueca.

Las chicas por supuesto que no le creían, pero no querían insistir tanto, haci que lo dejaron descansar, el sagitario suspiro, no podía seguir así, debía avisar de su estado, pero era lo que más le daba miedo.
Sabía que su diosa era comprensiva, sin embargo no sabía a qué pinto, ¿Tener relaciones y aparte quedar preñado de un dios que le sirve a su enemigo, además que este también le había hecho la vida inmortal de cuadritos? Además estaban sus compañeros, y Hypnos.

Pero deba hacerlo, aun que lo expulsaran de la orden, aunque todos se decepcionen de él, aunque...Hypnos lo deje, debía decirlo.
Sin embargo unas brazos lo rodearon de la cintura, y sintió como alguien le besaba el cuello con ternura, no se alteró, sabia quien era, haci que solo se dejó.

-¿Cómo has estado?-Pregunto el dios.

-Bueno...eh estado algo estresado con algunas cosas del santuario-Le mintió, no se sentía listo para decirle lo que pasa-¿Y tu como has estado?-.

-Igual de estresado, a veces el inframundo es un manicomio, mas con mi hermano al lado de mi molestandome-.

-Ya veo…-.

-....¿Estas bien? Te veo más callado de lo normal, ¿Pasa algo?-Preguntó el dios.

-Solo es el estrés ya te lo dije-.

-Aioros….no eres bueno mintiendo-Lo voltea para verlo a los ojos- ¿Que pasa? ¿Ocupas ayuda en algo?-Dijo preocupado. 

Tenía que decírselo, era el momento ¿Pero como? ¿Cómo decirle esto para que luego sus ojos dejen de verlo con cariño? No podía, su corazón era más fuerte que su razón, hacía que solo beso al dios en los labios para poder cambiar de tema o que se distraiga.
Hypnos correspondió gustoso el beso abrazando al menor de la cintura para profundizar el beso.

Solo una noche más para sentir el amor del dios antes de que eso termine, solo una noche sin preocuparse por el bebe, solo una ultima noche donde dormirá junto a la persona que ama, solo una ultima noche.

La pertenidadWhere stories live. Discover now