。☆✼★━━━━━━━━━━━━★✼☆Kaeya estaba en su habitación revisando nuevamente la información de la misión. Eran aproximadamente las diez de la noche. Por más vueltas que le daba al asunto, la escasez de información era un problema. Y uno bastante grande ya que no tenía ni idea de como acercarme a Albedo. No de manera segura. Y si, ya estaba más que infiltrado en todos los lugares donde podía acercarse pero aun así había una pared entre ellos.
Por lo general en estas misiones a ellos se les entregaba un informe completo del objetivo que planteaba más allá de la información básica. En otras palabras sabían el horario del objetivo, toda su rutina, incluso su sabor favorito de helado si tenía uno. Pero de Albedo solo sabía la información más básica e inútil.
Suspiro agotado. Esta misión le daba una intranquilidad enorme. Envío un mensaje a la agencia, no obtuvo respuesta alguna.
Alguien llamó a su puerta, rápidamente guardo todos los archivos en el maletín y lo escondió debajo de su cama. Un lugar poco seguro pero práctico.
Abrió la puerta encontrándose con un chico de cabellos oscuros y grandes ojos turquesa. Parecía un poco ebrio y lo confirmó cuando este abrió su boca.
—Tu no eres Xiao—, pronunció arrastras, apenas si se le podía entender. —¿Donde e-esta Xiao?—.
¿Xiao? Kaeya repitió el nombre en su cabeza.
—No se de quien hablas—, contesto Kaeya sosteniendo al chico que parecía iba a caer. —¿Estas bien?—.
—Quiero ver a Xiao—, sollozo casi incomprensible. —Necesito decirle que lo siento—.
El chico llevó sus manos a la boca. Conteniendo el vomito que amanezca con salir. —¡No te vomites aquí!—, reacciono Kaeya ayudando al chico a mantener el equilibrio. —Te llevo al baño, aguanta—.
Ambos chicos entraron a la casa, corriendo hacia baño. El chico apenas si pudo llegar al lavatorio donde arrojo todo y su bilis. Estaba muy ebrio, tan ebrio que apenas si podía sostenerse sin ayuda de Kaeya. El peli azul fue por unas toallas, las cuales humedecio un poco y cuando el extraño joven en su baño por fin acabó de expulsar todo su interior, se las entrego para que se limpiara.
Luego de unos minutos, sentado en el suelo. El chico joven de ojos claros parecía estar mejor.
—¿Te sientes mejor?—.
El chico asintió. —Gracias—.
Se levantó del suelo avergonzado, Kaeya le hizo un gesto para que le siguiera hasta la cocina y este obedecío. El más alto pudo observar sobre su hombro como el chico miraba a su alrededor con sumo cuidado. Entonces al ofrecerle una tasa de té le pregunto: —¿Que buscas?—.
—Ya no hay rastro de él en esta casa—, contesto.
—¿El? ¿Te refieres a el tal Xiao?—, cuestionó Kaeya.
El chico asintió bajando la mirada con tristeza.
—¿El es antiguo inquilino de este lugar?—, Kaeya cuestionó y el chico solo asintió. Kaeya quería hacer más preguntas pero por lo ojos tristes de chico sabía que no era lo prudente y tampoco era como si le importara tanto.
—Gracias por el té—.
—Bebelo todo, te ayudara a sentir mejor. Lo se por experiencia propia—.
El chico dejo salir una sonrisa cansada tomando la tasa con fuerza entre sus pequeñas manos.
—¿Cuál es tu nombre?—, Kaeya le cuestiono mientras buscaba algo en su despensa.
—Venti—, contesto el chico. —¿El tuyo?—.
—Kaeya—, soltó acercándose nuevamente el chico. —Come estás galletas, vomitaste hasta tu alma necesitas comer algo—.
Venti sonrio ahora con más sinceridad, tomando la galletas.
—Gracias, estoy muy avergonzado—, admitió.
—No te preocupes hace unos años yo estaba igual o peor—, recordó sus años dorados de dieciocho, diecinueve, veinte, esos años donde aún te sobra la energía que ahora te falta.
Charlaron con tranquilidad mientras el chico terminaba su té. Esto era agradable. Incluso para alguien como Kaeya que tenía mil barreras de seguridad. Tenía que admitir que eso se debía al chico, Venti era un joven bastante refrescante. Su sonrisa era encantadora. Muy divertido, y algo extravagante. Sin duda hubiesen sido buenos amigos si se hubieran conocido antes, quizás en otra vida.
Algunas veces resultaba triste para Kaeya pensar en el tipo de vida que llevaba. Una vida que no fue su elección si lo piensa bien y aunque no siempre era tan mala aveces quería simplemente tener normalidad. Como este chico frente a él.
—Muchas gracias de verdad—, soltó el chico. —Ya me voy, no quiero seguir molestando—.
—Como gustes—, Kaeya le sonrió amablemente.
Venti le entrego la tasa mientras ambos caminaban hacia la puerta.
—Oye—, se detuvo Venti. —¿Podriamos ir algún día a comer algo o a tomar algo?—. Cuestionó con timidez. —Lo siento, es que no tengo muchos amigos—.
—Claro, no hay problema—. Mintió desganado, la verdad es que no tenía tiempo para hacer amigos y por otro lado Venti le parecía un buen chico, no quería hacerse su amigo y luego marcharse sin explicación.
Esto era parte de su trabajo. Mantener las apariencias. Hacer amigos falsos, y luego desaparecer de sus vidas. Pero si Kaeya tenía opción de evitarlo, lo hacía.
Luego de que Venti se marchara, Kaeya se quedo un rato en la puerta. La brisa de la noche era fría. El invierno se acercaba. Cerró sus ojos para sentir como está le acariciaba el rostro recordandole que aún estaba vivo. Triste.
Suspiro abriendo lentamente sus ojos. Una risilla llamó su atención. Era Klee que venía corriendo por la acera. Atrás de ella venía Albedo.
—¡Kaeyaa!—, solto la niña emocionada corrido hacia este. Saltando a sus brazos.
—Hola pequeña—.
—Klee no saltes a brazos de acosadores—, Albedo espetó con una media sonrisa.
Kaeya lo observo con incredulidad y le dijo: —¿Te parezco un acosador?-.
—No se dímelo tú—, Albedo contra atacó. —Te encuentro en todos lados—.
Albedo se tenso cuando vio que los ojos de Kaeya extrañamente retroiluminados, parecia tan divertido con todo lo que le decía. Así fue en la librería, así fue en la universidad y así era ahora. Sabía que eso era solo una máscara, los ojos Kaeya no rebelan nada a simple vista. Y aunque Albedo no era de interesarse por alguien con facilidad, también era un hombre de ciencia y le encantaban los dilemas.
—No eres un psicópata, ¿verdad?—.
Kaeya soltó una risilla, se inclinó para dejar a Klee en el suelo esta se adentro a su casa como si nada. Era una niña demasiado confiansuda e inquieta.
—Te prometo que no—, susurro Kaeya acercándose Albedo. Reduciendo la distancia entre ellos. —Pero si tu quieres yo podría volverme un poco loco por ti—.
Albedo apoyo la palma de la mano contra el pecho del peli azul para alejarlo. Apartó la mirada, fingiendo buscar a Klee aunque en realidad no entendía muy bien que le estaba sucediendo.
—Pero sinceramente, solo me acabo de mudar—, prosiguió Kaeya. —Simplemente soy tu nuevo vecino y colega, eso es todo—.
—Klee, Kaeya debe estar cansado—, llamo Albedo a la pequeña, estirando sus brazos hacia ella. —Vamos a casa—.
La niña hizo un puchero pero igualmente se abalanzó sobre los brazos de su primo. —Buenas noches Kaeya—, se despidió Albedo sin mirarle.
—Buenas noches vecino—.
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Dusk Till Dawn ❀ 𝐊𝐚𝐞𝐛𝐞𝐝𝐨 ❀
FanfictionLa historia se repetiría. Su destino era reencontrarse. 。☆✼★━━━━━━━━━━━━★✼☆。 ACLARACIONES: 。 La pareja principal es Kaeya y Albedo, no se todavía si pondré otras. 。 La portada es un fanart de @/laupical busquenle en ig. 。 Hay SPOILER LEVES DEL JU...