Día 3: Lenguas moradas

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Advertencias: Uhm, pues, pues creo que mejor solo pondré la lista de kinks que usaré, ¿no? Porque va a estar kinky. Ah, y que es +18 y aged up. Eso también. Pero, ajá, ahí van: slight degradation kink (degradación, pues, pero no tanta), praise kink (encontrar sexy que te den cumplidos), exhibicionismo, BDSM casual, ojo, edging (llevar a una persona al clímax sin permitirle correrse/tener su orgasmo), teasing (sigo sin saber explicarlo en español, pero es algo así como provocar, k? K.), marcas (como mordidas y chupetones), choking (pues ahorcar o no permitir el paso de aire a los pulmones, amixes, para corto), hair pulling (jalar el cabello), electro play (uhm, sí, básicamente descargas eléctricas) y creo que ya. Seh...

El sabor a chicle inundó la boca de Denki junto con la grandiosa sensación rasposa y helada en su lengua provocada por el granizado que le habían entregado hacía un par de segundos. Un granizado milagroso, según él, pues el calor estaba a todo lo que daba en las costas de Bávaro y ya no aguantaba.

Antes de seguir comiendo, llevó el vaso desechable hasta su frente y suspiró con alivio cuando esa misma fría sensación se esparció por su piel. Una risa se escuchó a su lado y volteó a ver a Hanta a su lado. Frunció el ceño ligeramente.

— No está tan mal — comentó el azabache, recibiendo entonces su propio raspado de cereza. Pagó ambos helados y entonces ambos comenzaron a caminar por la playa, lejos del puesto ambulante.

— Seguro estamos a 40° — se quejó Denki, exagerando como siempre hacía con los climas. Igual era tierno. Hanta volvió a reír.

— Sí claro — respondió sarcástico, dándole una primera lamida a su postre. Era delicioso.

El par de recién casados continuó avanzando por la playa, con sandalias llenas de arena y trajes de baño pegados a sus piernas por el agua que aún no terminaba de secarse al haber estado toda la mañana nadando y jugueteando en la playa. Gotas de sudor y agua salada bajaban por sus espaldas y torsos mientras degustaban en un silencio cómodo su propio raspado antes de que estos se derritieran bajo el sol.

Se detuvieron bajo una palmera ligeramente apartada de la zona más concurrida de la playa y se sentaron en la arena, aprovechando la sombra que las palmas les proporcionaban.

— Y ahora nos quedamos aquí hasta que se haga de noche porque no quiero seguir caminando bajo el sol — expresó el rubio, recargándose en el tronco de la palmera. Colocó lo que restaba de su granizado en sus mejillas, alternando el lado cada ciertos segundos, a veces pasándolo también por su frente.

— Qué buena manera de pasar nuestro segundo día de luna de miel — bromeó el más alto, decidiendo también recargarse en la enorme planta. Dejó su vaso ya vacío en la arena, procurando no ponerlo en un lugar donde pudiera perderlo de vista para llevárselo cuando Denki decidiera irse.

El rubio rió ligeramente y entonces le mostró la lengua a Hanta cuando este se volteó. Sin pensárselo mucho, el menor picó la lengua del otro y entonces Denki se apartó de un salto, escupiendo ligeramente.

— ¡Hanta! — lloriqueó ligeramente volviendo a escupir al lado contrario —. ¡Tenías arena en la mano!

— Oh, lo siento, es que tu lengua está azul... — se excusó el menor, rascando su nuca. Cuando sintió la arena que Denki decía, sacudió sus manos contra su short húmedo, sacando casi toda. Era mejor que nada.

— ¡Oh, es cierto, la tuya debe ser roja! — dedujo el mayor, viendo con curiosidad a Hanta —. Sácala.

El azabache obedeció, mostrando su lengua en un gesto adorable, a lo que Denki sonrió enternecido, antes de decidir acabarse su propio granizado. Hanta guardó su lengua de nuevo y observó a su ahora esposo comer gustoso, aunque muy concentrado, el dulce hielo que estaba a nada de volverse agua. Cuando esto pasó, se empinó el vaso y Hanta se lo quitó para ponerlo con el suyo. Así no los perderían.

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⏰ Last updated: Jul 31, 2021 ⏰

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