Capítulo 12

1.5K 163 58
                                    


Catra

Cuando me levanté me dolía todo y mi cabeza palpitaba. Me había quedado dormida acariciando el largo y dorado cabello de Adora, que se encontraba aferrada a mi con su cara sobre mi pecho y mi brazo rodeándola. Había que admitir que no era la postura más cómoda del mundo, pero valía la pena solo por ver a Adora durmiendo. Su cara se veía profundamente relajada, era raro verla así porque siempre parecía tener mil cosas dando vueltas por su mente, a veces incluso parecía que podías oír los engranajes girar cuando el flujo de pensamientos era elevado. Su blanca piel no tenía ni una sola imperfección, casi no había ni lunares, como un lienzo en blanco. Sus labios se veian rellenos, suaves y rosados, casi invitándome a besarla y sus ojos se encontraban adornados con abanicos de largas y oscuras pestañas y enmarcados por sus cejas rubias y definidas. No pude evitar pensar en que esto era lo que quería ver cada mañana al despertarme.

Salí de mi trance cuando Adora empezó a retorcerse en mis brazos, despertándose. Pronto, dos enormes ojos azules miraban fijamente a los míos. Me pregunté si recordaría algo de la noche anterior, teniendo en cuenta la cantidad de alcohol que había ingerido y su poca resistencia lo dudaba bastante. Sin decir nada, me sonrió ampliamente para, inmediatamente después, hacer una mueca de dolor. Si yo tenía una ligera resaca ella debía tener la cabeza a punto de explotar.

-Voy a por unas pastillas- le dije quitándomela de encima con cuidado. Salí de la habitación intentando no hacer demasiado ruido, no quería empeorar su estado. Una vez en la cocina agarré un par de pastillas y decidí preparar un remedio casero que me había enseñado a hacer mi abuela, no estaba muy rico pero era eficaz. También cogí unos cuantos bollitos que había preparado Scorpia, imaginándome que Adora estaría hambrienta. Alrededor de unos diez minutos después me encontraba subiendo las escaleras de nuevo en dirección a mi habitación.

Entré en el cuarto con cuidado, no quería tirar la bandeja de comida y cerré la puerta empujándola con mi pie, ya que mis manos estaban ocupadas. Adora estaba en mi cama, ojalá pudiese decirlo en otras circunstancias, y su mirada se iluminó al ver la comida.

-Gracias- murmuró agarrando la pastilla y tragándola con ayuda de un poco de agua. Enseguida comenzó a tomar bollitos, engulléndolos con rapidez.

-Tranquila princesa, esos bollos no van a ir a ninguna parte.- bromee consiguiendo que comiese con más tranquilidad- ¿Como estás?

-Siento que mi cabeza va a explotar- acompañó la respuesta con una mueca.

-Normal, bebiste un montón.- respondí acariciando su brazo- Tómate esto, no está muy bueno pero ayuda- le dije acercándole el vaso con mi remedio casero. Adora lo bebió, haciendo una mueca de asco.

-Iughhhh- no pude evitar reírme y ella hizo un puchero- Tú bebiste lo mismo que yo- se quejó.

- Pero tengo mucha mejor resistencia al alcohol.- rebatí bebiendo de mi vaso de remedio, yo ya estaba acostumbrada al sabor. Ella asintió, dándome la razón, tampoco es como si fuese a negarlo.

-¿No hice ninguna tontería no?- preguntó de pronto, algo preocupada. Siempre había odiado la facilidad que tenía de agobiarse, me gustaba más cuando estaba relajada, feliz.

-No hace falta que bebas para hacer tonterías, Adora.- Su cara de preocupación no desapareció, así que respondí más claramente- no hiciste ninguna tontería, cálmate.

Un suspiro de alivio salió de sus labios y la tensión de sus hombros desapareció. Ambas continuamos desayunando en un silencio cómodo, entre miradas y sonrisas.

Cuando terminamos Adora abandonó la habitación, las dos teníamos que prepararnos para el ensayo, nadie quería enfadar a my little pony.

El ensayo paso rápido, no ocurrió nada fuera de lo común. Repasamos las canciones que tomaríamos en el próximo concierto, hablamos de los efectos y la iluminación, vestuario,...

I know places // Catradora Where stories live. Discover now