Rojo

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—entonces piensas que pudieron entrar por el balcón— dijo Azor observando los cadáveres apilados a un metro de distancia.

Harrison afirmó, él estaba más alejado, el olor a la sangre no le emocionaba, veían indiferentemente los cuerpos.

—¿por qué lo dejaste abierto? tienes a una niña secuestrada, no cometes esos errores— regañó Azor manteniendo los brazos cruzados.

—no sabía que estaba abierto, la última vez que lo usé fue hace unos días, además se supone que este vecindario es seguro, discúlpame por no tener tanta experiencia como tú —se defendió Harri.

—ya no interesa, tendremos que sacarlos en unas horas más, ¿ya tienes idea de a dónde los llevaremos o volveré a hacer todo el trabajo? —preguntó burlonamente volteándose para ver al de cabello largo. 

—no sé, no conozco muchos logares, y aquí no pueden quedarse, ¿estará bien el mismo lugar dónde enterramos al chico? —cuestionó dudoso.

—si quieres que nos descubran sí —contestó el castaño caminando hasta el mueble.

—¿entonces?, te llamé porque sabes más que yo, no para que me sirvas de concejero— explicó frustrado el mayor de los dos.

—creo que ya sé a dónde los podemos llevar, pero tardaremos casi toda la noche —comentó luego de pensar unos segundos— ¿conoces el parque de atracciones que está abandonado en la carretera que lleva al aeropuerto? —preguntó, y el otro negó.

—no, ¿tú cómo lo conoces? —cuestiona Harri curioso.

—enterré a uno de mis ex novios ahí hace una semana —confesó tranquilamente mirando hacia las escaleras —¿puedo ver a Scarlet? —preguntó intrigado devolviendo su mirada a él.

Harrison le dio permiso, subieron las escaleras y abrieron la puerta de la habitación, pasó primero el amigo y después el tío, la niña se giró para verlos, se notó la sorpresa en su rostro al ver al desconocido, ella seguía sentada en una esquina de la cama recostada en el respaldo con el control de la televisión en la mano, ya había desordenado las sábanas, veía un episodio de los "looney tones". Ella observó cada pasó que Azor dio hasta llegar al lado de la cama dónde ella estaba y arrodillarse para quedar al nivel de ella, luego vio a su tío quien se mantuvo cerca de la puerta revisando algo en su celular.

—tío ¿no dijiste que mamá metió a todos en el juego y que nadie debía vernos? —cuestionó la menor con algo de miedo.

—sí pero él es confiable, es mi amigo y no se dejó engañar por tu mamá— respondió amigablemente.

Ella miró al amigo, lo observó, él la miraba directamente a los ojos.

—realmente eres tan tierna como lo dice tu tío, ¿te gusta la habitación que te hizo tu tío? —preguntó siendo amigable.

Ella pareció pensarlo, desvió rápidamente la mirada con duda, mantuvo sus manos juntas en lo que alzaba los hombros, él notó los pequeños rasguños que ella tenía en sus dedos.

—solo me gusta cuando es de día ¿tú ya la viste?—contestó y preguntó ella volviendo a dirigirle la mirada.

—sí, tu tío me enseñó el lugar antes de que te llevara —respondió sonriendo levemente todavía manteniendo contacto visual— oye, una pregunta más, ¿estás de acuerdo con que tu tío te mantenga en esa habitación? —cuestiona bajando bastante la voz.

Ella se puso nerviosa, miró de reojo a su tío, él puso más atención a esa plática, ella encogió las piernas antes de contestar.

—me gusta su idea, yo también quiero ser feliz con él, pero a veces extraño ver la calle, además se me hace extraño tanto silencio, y me aburro, ya no puedo jugar en el jardín que había en casa —confesó ella casi en un susurro como si le estuviera diciendo algún secreto.

Mi Pequeña Muñequita Roja | Trilogía |H.S.Where stories live. Discover now