LUCERO

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Era un día tranquilo, los pájaros cantan y el sol brilla con gran intensidad, días como estos, son buenos para un merecido descanso.

Un chico de cabellera rojiza de nombre Sumihiko Kamado, se encontraba recostado en las raíces de un tronco, soltando leves inhalaciones y exhalaciones que hacían mover ligeramente su arrugada vestimenta, todo se encontraba en completo silencio, inclusive parecía no haber absolutamente nadie.

Pero la calma fue aturdida por un chico azabache de nombre Yuichirou Tokito, que llegó a sentarse sobre el estómago de este, comenzando a dificultarle su capacidad de respirar al contrario, cada momento era más y más difícil el hacerlo, por lo que despierta de golpe y lo tira hacia un lado.

- ¡Oye, ¿qué crees qué haces?, casi me asfixio! - menciona en un tono de exaltación, por lo que el contrario le muestra una sonrisa satisfactoria al verlo dar grandes bocanadas de aire.

- Jajajaja, ¡deberías ver tu cara, es de lo mejor, señor siestas!

El chico de cabellera rojiza se le queda observando fijamente, aun recuperando el aire.

- ¿Qué ocurre Siestitas?, ¿acaso solo estas mintiendo? - seca unas lágrimas que le salieron por la risa.

- No es... nada... importante...

Sumihiko observaba directamente a donde un grupo de chicos pasaba, el chico de cabellera azabache, dirige su mirada hacia ellos, para después ponerse frente a este.

- ¡Hey, ahora estás conmigo! - Dice en tono enfadado, por el hecho de que desviará la atención de él - tierra llamando a Sumi - pasa su mano por en frente del rostro del nombrado en varias ocasiones - tierra llamando a Hiko

Sumihiko se veía embobado, observando a una persona en especial de aquel grupo, por lo que el azabache suspira, sonrojándose al pensarlo, se acerca al pelirojo y le da un corto beso en la comisura de su boca, Sumi al sentirlo, lo empujó nervioso, haciéndolo que cayera de espaldas al suelo.

- ¡Oye!, ¿qué crees que estás haciendo, idiota? - dice y algo apenado.

El silencio y el ligero sonrojo del azabache, eran una pequeña muestra de lo que sentía por este.

- Oye - se acerca a este -... si hice algo que hiciera que pensar- -fue interrumpido.

- ¿Cómo puedes pensar eso? - voltea su mirada y hace una pose orgullosa, intentando disuadirlo - que seas serio, eso sí que da repelus, Su- - sus palabras fueron interrumpidas por la presciencia de su hermano gemelo.

- Hermano... Hiko... ¿de qué hablan ahora? - se va detrás de Sumi - ¿ya van a planear su boda juntos? - dice con voz calmada el nuevo chico, aunque la pregunta había hecho que ambos se avergüencen.

- ¡Es-este idiota no me gusta! - dice nervioso y con un ligero tono de disgusto, alejándose ligeramente de Sumihiko.

- ¡Oye, n-no digas esas cosas, no-nosotros no nos gustamos! - se cruza de brazos, y voltea su rostro, susurrando - además... a mí ya me gusta alguien más...

Muichirou mostraba una pequeña sonrisa al verlos, negando el cariño que tenían el uno al otro, aunque al parecer el orgullo de ambos chicos, no les permitía decir la verdad al otro, así que decide sacar unas marionetas de su mochila, una tenía cierto parecido a Sumihiko, mientras que la otra se parecía a Yuichirou.

- Ahora - ambos chicos habían sido intrigados por este, pues su pacifica voz, había cambiado a un tono un poco más fuerte - se darán los votos matrimoniales - este fue interrumpido por una chica de cabellera oscura con las puntas teñidas de color naranja, la cual toma la marioneta de Sumihiko de sus manos.

UN AMOR CONFUSO - EL AMOR EN LA GUERRAWhere stories live. Discover now