La Margarita [Harco]

[🌼] La Margarita - Parte 1

Habían pasado pocos meses desde mi desafortunada vuelta a Hogwarts y estaba detestando con creces el estar allí. No solo era debido a los inconvenientes con mi varita, también que muchos de estos imbéciles, no satisfechos con mi sufrimiento, se creían con todo el derecho de agredir me cómo si trajera un cartel en la frente que dijera que me patearan la retaguardia.

Desde luego que no todos tendrían el descaro de intentar lo siquiera, normalmente solo observan con desprecio y murmuraban blasfemias cuando yo pasaba cerca suyo.

Eso era relativamente tolerable.

Además de los idiotas con los que tenía que convivir constantemente mí día a día, mentiría si dijera que absolutamente todo fue malo desde que regrese.

He podido volver a estar con mis mejores amigos, Pansy, Blaise y Theo. Lo cierto era que, semanas atrás a mi vuelta a Hogwarts, ellos pudieron pudieron contactar conmigo por cartas para confirmar me que les vería apenas entrara al andén y que seguirían de mi lado como siempre había sido desde que estábamos en pañales. Debía de reconocerlo, ellos realmente fueron un fuerte impulso para mí al momento de aceptar lo que se me vendría encima.

Además de ellos, también veía mucho a mi padrino, Severus Snape, desde mi regreso, ya sea en clases de pociones o cuando le hacía una vista a su despacho, lo cual era un gran consuelo. Y las cartas que recibía de madre desde casa con una gran caja de mis chocolates favoritos eran sin duda alguna agradables.

Pero eso resultó no ser todo lo que me esperaba en mi regreso a este castillo.
Podría decir que me reencontré con alguien en particular con quién, aparentemente, ahora mantenía una amistad desde hace cerca de dos meses.

Su nombre es Colette Miracle, y hasta donde había escuchado en su momento, ella se transfirió a Hogwarts de Beauxbatons justo cuando iniciaba nuestro segundo año. No había mucho que describir de ella, en ese entonces era levemente más alta que las demás niñas del curso cuando ingreso; poseía cabellos rubios, lacio y largo, ojos grandes y azules y pecas esparcidas en sus mofletes; es sangre pura y obtuvo su puesto en el equipo de Quidditch en años posteriores cómo una fuerte golpeadora de su casa, Slytherin.

Eso era básicamente todo lo que sabía acerca de Colette y no me había interesado saber mucho más. Obviamente al ser ambos de la misma casa tuvimos clases compartidas y escasos momentos en los que ambos trabajábamos en conjunto en alguna tarea pero nada fue a más que solamente eso; interacciones.

Hasta este año, obviamente.

Todavía tenía presente en la mente como estaba dirigiendo me tranquilamente a las mazmorras luego de un extenuante día escolar y planeando para ese punto una cita con mi cama cuando uno de los leones tuvo el atrevimiento de dejarme un ojo morado apenas había bajado todas las escaleras.

Casi me caía hacía atrás de no a verme aferrado a la pared, o al menos tanto como se pudiera hacerlo.
Y por lo que alcanzó mi vista a captar, en medio de un fuerte mareo, ese no hubiera sido su único golpe contra mi persona. No era alguien que luchara a puño limpio, además de que no se me conoce precisamente por ser fuerte.

Las cosas podrían a ver terminado peor para mí de no ser por una bota corta, pero con una suela realmente dura, choco contra el rostro de ese estúpido león.

Una Slytherin fue dueña de dicha bota voladora, una chica de rubio cabello ligeramente desprolijo y largo, y cuya mitad de este estaba teñida de color negro, y encontré repentina familiaridad en sus ojos ojos azules cuando estos mismos se posaron en mi dirección.

Y sí, era Colette.

Evidentemente eso no iba a ser suficiente para hacerlo retirarse de las mazmorras, y por ende, el de darme una paliza, por lo que ella requiero de echarle a base de hechizos a su trasero.