Final.

751 56 4
                                    

𝐒𝐞𝐠𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐇𝐢𝐦𝐧𝐨 𝐃𝐞 𝐋𝐚 𝐇𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚.

• • • • •

–Es gracioso, Dom. Yo el dí todo a tu hija, todo lo que nunca quisiste darle por esa idea tuya de que no es tu sangre; más sin embargo, ella te ama, tal como lo hacen todos. Todos siempre corren tras de ti, todos te prefieren mil veces a ti antes que a mí... Incluso tú te preferiste a ti mismo antes que a mí.

–¿Cómo podría preferir a la persona que mató a mi padre?

–No sabes nada, Dom. Él así lo quiso, él no quería ganar la carrera; estaba atascado en deudas, se rindió.

–Mientes.

–Yo no lo maté, Dom. Él hizo una orden y yo obedecí.

–¡ESO.NO.ES.CIERTO!

–Me prometiste que todo estaría bien, ¿lo recuerdas?... ¿Y qué hiciste, Dom?... Me sacaste de tu familia. Me quitaste a mi familia: A tí. Me pediste que conduciera sin parar y que nunca volviera... ahora yo te sacaré de tu familia, para siempre.

Mis piernas se movieron solas, sentía un gran nudo en mi garganta y una presión dolorosa en mi pecho. En cuanto ví que Jakob preparaba el arma aceleré mi carrera y me puse entre en mi padre y esa bala, que se incrustó en mi cuerpo dolorosa y rápidamente, haciendo un hueco sangriento que dió paso a una muerte segura: la mía.

Tenía el brazo de mi tío en mis manos, un agarre para poder sostenerme los pocos segundos que me quedaban.

–Te dije que no dejaría que lo matarás. –mi cuerpo cayó hacia atrás y sentí unos brazos desconocidos deteniéndo una caída también dolorosa, dándome la imagen del peor papá del mundo, con ojos llorosos, con labios pronunciando palabras que no podía escuchar, con gritos que no pudieron asustarme ahora.

Sentí escupir sangre por la herida y también por mi boca. Sabía que me iría, estaba a nada de suceder. Traté de respirar por última vez, tomando fuerza para pronunciar por última vez aquella frase que tanto le decía y que él tanto odiaba.

–Te...quiero....–tomé su camisa blanca, encontrándome con esa cadena de cruz tan peculiar en él, esa cadena que nunca tuve yo, así como Brian y Tadeo la tuvieron. Le sonreí como pude, quizás una mueca graciosa de dolor y él dudó, pero tomó mi mano. –Te quiero, oíste.... y... quiero.... quiero.... que te enojes.... ahora.

Suspiré y gruñí de dolor por última vez. Me acerqué a su camisa, apretando mis manos en ella y sintiendo sus brazos rodeándome en ese abrazo que espere por tantos años, ese premio que tanto quería, esa muestra de cariño que siempre busque, ese abrazo que nunca me dió.

Al final... creo que puedo decir que morí feliz. Gané ese premio mayor. A pesar de todo lo que pasó, de todo lo que hice, de todo lo que él me hizo, lo que me dijo, gané una muestra de amor de mi padre.

𝐆𝐚𝐦𝐞 𝐎𝐯𝐞𝐫...


•Dentro Pero Fuera De La Familia•Where stories live. Discover now