Capítulo 1

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Su menudo cuerpo se movía ligero sobre la pista, adueñándose del espectáculo como si hubiera nacido para que los reflectores se enfocaran en él, única y exclusivamente en él.

Observarlo bailar era totalmente adictivo, de esos placeres que deleitan la vista...y algo más.

Su último giro fue perfecto, la gracilidad de un ángel no es equiparable a la delicadeza con la que el hombre al que admira ejecuta sus movimientos...es simplemente sublime, incomparable, es tan magistral que en algún momento las palabras dejaron de ser suficientes para alabarlo, después de todo, cuál de ellas sería capaz de captar siquiera, una ínfima parte de su exquisita belleza.

Dentro de todos aquellos en la tierra, él fue el afortunado, el escogido para acompañarlo en su sendero por la vida. No podía evitar sentirse feliz por ello, después de todo, Park Jimin era lo que siempre había deseado y mucho más.

Una vez terminado la presentación, los bailarines se hubieron despedido y los reflectores apagado, se acercó con sigilo hacia dónde sabía que podría encontrarlo, después de todo, él siempre conocía el lugar en el que permanecía su amado.

Al llegar a su ubicación, lo halló conversando animadamente con uno de sus compañeros de escenario, un chico algo mayor, pero de una sonrisa tan esplendorosa que por increíble que pareciera, le rejuvenecía. A cualquier otro le habría molestado que un hombre, sobre todo uno atractivo, se acercara a su novio, en cambio, él, lejos de incordiarse, sonrió, le encantaba que otros apreciaran a Jimin, sobre todo, porque Jeon Jungkook era absolutamente consciente de que sin importar cuán atractivo fuera el pretendiente, o cuánto intentase acercarse a su pequeño y adorable novio, el corazón de este le pertenecía por completo y en lo definitivo a él.

En cuanto se percató de su presencia, Jimin dirigió toda su atención a él, parecían absortos el uno en el otro, perdidos en su propio mundo, uno que giraban en torno a ellos dos y que carecía de todo lo que no fuera felicidad máxima.

El chico que hasta hacía unos instantes, animadamente hablaba con Jimin dejó de hacerlo, y su semblante, dejando atrás todo rastro de felicidad se tornó repentinamente adusto y la rigidez en su cuerpo fue tal, que era a simple vista identificable.

Cualquiera que viese la escena desde fuera, notaría la rigidez en el ambiente, el cambio tan brusco en los ánimos, cualquier persona que no fuera Jimin claro está, él seguía perdido en la mirada de su Jungkookie, que recientemente le había entregado un hermoso arreglo floral en felicitación por la maravillosa presentación. El gesto además de galante, había sido acertado, pues el bailarín además de suspirar una y otra vez encantado, llevaba en cada diez segundos su nariz pequeña cerca del ramo de rosas, el olor era simplemente espectacular, lo atraía como ningún otro, tan fresco, tan sutil, tan... envolvente.

El chico que se mantenía ajeno a las interacciones entre el par de enamorados, lentamente se fue retirando de la escena, pues además de sentirse un intruso en el espacio de aquellos dos, también se encontraba notablemente incómodo, no sabía porqué, pero le sucedía siempre que Jungkook se encontraba a su alrededor. Así que en un intento por librarse de la pesadumbre instalada cerca de su corazón, se marchó dejándolos solos. Los tórtolos ni siquiera se enteraron.

A Jimin francamente no le interesaba en ese momento nada más que el hombre frente a él, así que deseoso por estar a solas con su novio, le pidió que lo llevara a su casa.

El trayecto se les hizo ameno y demasiado corto, pues la conversación con Jungkook era fluida, después de todo su educación era basta y y por ende sus extensos conocimientos sobre casi cualquier tema, le permitían mantener una conversación activa con el inteligente chico que lo miraba con los ojos brillantes de admiración.

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