XXVIII

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Por qué no pueden recaudar fondos en junio? ―le pregunto―. Hacemucho frío. 

Estamos de camino a la Gala de Caridad del Hospital BladwinMemorial. Me mira a través del asiento trasero y sonríe. 

―Demasiada competencia. Hay eventos todo el año por una caridad u otra. Los mesesde verano están llenos con eventos y salidas de golf. 

―Explícame de nuevo cómo esto tiene sentido financieramente. Miles de dólares soninvertidos en diseño de vestimenta y el espacio del evento. ¿No tendría más la caridad sitodos simplemente envían un cheque? 

―También hay una subasta silenciosa ―me recuerda Harry. 

―¿No podríamos acordar todos en reunirnos en los bolos en jeans y donar el dineroinvertido en ropa y espacio del evento a la caridad en su lugar? 

Harry ríe mientras el auto con chofer de cortesía de su edifico gira a la derecha dentrode Chestnut, y se dirige hacia Ritz Carlton calle abajo. Estamos a ochocientos metros desdesu edificio pero es enero y estoy en tacones con una chaqueta sobre mi vestido corto. 

―Eres refrescante, Sophie.

¿Lo soy? Estaba hablando en serio. Este vestido, que pedí prestado, cuesta una fortunay probablemente fue usado en dos ocasiones, incluyendo esta noche. No eseconómicamente sensato. 

El chofer nos lleva debajo del techo que cubre la entrada del hotel y mi puerta se abretan pronto como el auto se detiene completamente. Harry camina alrededor del auto y melleva hacia la puerta así sólo estamos fuera por un instante. 

No quiero estar aquí. No crecí asistiendo a eventos de caridad. Crecí recolectandodinero para la caridad vendiendo barras de caramelo o participando en lavados de autos. 

―No vas a dejarme sola, ¿verdad? ―pregunto, tirando del chal a juego con m{sfuerza. El vestido es encantador, pero no es práctico. Es blanco, cayendo unos cuantoscentímetros sobre mis rodillas. Tiene detalles con hermosos cristales alrededor del cuello enV, y se envuelve alrededor de la cintura. El atuendo se completa con unos tacones de agujaplateados con tiras y pendientes de gota, de nuevo, préstamos de Meredith. 

Harry frunce el ceño mientras me mira. 

―No te intimides, Sophie. Sólo son personas. Y no pueden verme desnudo ―susurrala última parte en mi oreja. 

―No, la mayoría de ellos no ―concuerdo.

―No tenía idea que eras tan celosa, muñeca ―dice con sus ojos danzando―. Siquieres, te dejaré clavar tus uñas en mi espalda más tarde. 

Miro hacia mis uñas, considerándolo. Meredith y yo pasamos la tarde en el spapreparándonos. Peinado, maquillaje y manicura. Prepararnos para el evento fue divertido yMeredith me aseguró que lucía perfecta. 

Harry intentó iniciar un rapidito mientras me estaba vistiendo y lo rechacé por, creo, laprimera vez jamás. No había forma que me desarreglara antes que saliésemos. Se rió de mícuando grité "Ni loca", luego golpeó mi trasero con la promesa de "luego".

El chico realmente está obsesionado con dar palmadas a mi trasero. 

Harry deja nuestros abrigos en el guardarropa mientras me quedo parada sosteniendomi bolso que combina con el vestido. Mientras Harry regresa a mi lado, es detenido por unapareja que tienen más o menos su edad, la mujer obviamente embarazada. No estoy tanfamiliarizada con las mujeres embarazadas, pero estimo que tiene un poco más tiempo queMeredith, quien sé, está de cuatro meses. 

La mujer está brillando positivamente. A Harry. Su acompañante estrecha la mano de Harry antes que los presente como el Dr. Davis y su esposa, Sarah.

INCORRECTO HSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora