Rodo por la cama hasta chocar con su pecho y acurrucarse en esté, sintiendo un cuerpo escurridizo enrollarse alrededor de su pantorrilla y comenzar a subir hasta su muslo mientras que otro cuerpo, más largo pero menos ancho, recorría todo su antebrazo y hombro.
-Dile a nirvana que se aleje, está a nada de tocarte el pene- Tae susurro en voz adormilada y cansada.
-No es nirvana, tontito, es anemone... ¿Tan mal has dormido?- Carcajee, más serpientes envolviéndose en mi cuerpo
-Tenemos más de veinte serpientes, ¿esperas que las reconozca con solo tocarlas?
-Yo lo hago y no soy el mitad serpiente aquí-
-Shh, mejor cállate y duerme-
Me acurruque en su pecho, el calor de las escamas a mi alrededor arrullándome al igual que las caricias en mi cabello
-Amor, Calypso me toco el pene.