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—Bien, Blaise, tú puedes —habló el chico hacia sí mismo—. Solo es la chica que te gusta, la mujer de tus sueños, la bolita de dulce más linda que has visto, la gatita esponjosa más preciosa de todas —golpeó de manera suave sus mejillas—. Tú puedes, Blaise Zabini, repítelo.

Draco vio a su mejor amigo hablarse a sí mismo durante bastante tiempo frente al espejo, el chico tenía por fin, una cita con Pansy Parkinson, es decir, el amor de su vida. Lo veía temblar de los nervios, Pansy era un tanto aterradora cuando algo no le gustaba y estaba bastante seguro de que esta cita arreglada por Harry no le iba a gustar para nada.

—Blaise, ¿puedes calmarte un poco? Estás haciendo que me ponga nervioso yo también —Draco tomó la mano del chico y lo sentó a su lado en la cama—. Ya verás que todo saldrá bien.

—¿Y si no? —cuestionó angustiado—. Si me mira con sus lindos ojitos enojados y me rechaza otra vez soy capaz de mudarme a la Antártida para morir congelado.

Draco rodó los ojos y apretó las manos de su amigo.

—No pasará —respondió seguro—. Pansy no va a rechazarte porque tú también le gustas, incluso ya se acostaron una vez.

—¿Cómo estás tan seguro? Pansy dijo que fue solamente por el alcohol, quizás Harry solo lo dice para no hacerme sentir mal —replicó con un puchero.

Draco resopló y sostuvo firme las mejillas de Blaise, apretándolas un poco para que le prestara atención.

—Mi Harry jamás te mentiría con algo así. —aseguró—. Además él sabe muchas cosas más de las que dice.

Blaise asintió aún con un puchero en sus labios pero se obligó a olvidar el nerviosismo.

— ¿Qué tal ha ido todo con Lyra?

Al instante el rostro del rubio se iluminó y una sonrisa tonta se formó en sus labios.

—Lyra es la cosita más linda del mundo, el otro día fuimos de compras y casi peleamos porque Harry insistía en comprarle un trajecito de auror cuando yo quería el de sanador.

Blaise rió.

—¿Quién ganó?

—Por supuesto que yo —respondió ofendido—. Finalmente lo convencí de que mi trabajo es mejor.

—Seguro —respondió el chico, ojeando el diario de su mesa—. Es por eso que compró un apartado en el periódico y puso una foto de Lyra con el trajecito de auror.

Draco le quitó el periódico donde un muy feliz Harry sujetaba en sus brazos a su pobre perro con ese horrible traje oscuro mientras simulaba que volaba.

—Ese sucio traidor —murmuró enojado, arrugando los bordes del papel.

—Parece que vas a tener una muy entretenida noche —se burló su amigo—. Y no lo digo con ironía —el rubio sintió sus mejillas ponerse calientes y lanzó el periódico hacía Blaise, quien lo agarró ágilmente con su mano—. Sinceramente, también me gustaría tener una linda noche hoy —suspiró.

Draco lo miró con simpatía y acarició su muslo.

—La tendrás —aseguró nuevamente—. Por más que ella se haga la difícil se nota en sus ojos que le gustas demasiado, tal vez solo tenga miedo —dijo en voz baja—. Así como tú.

—No creo soportar otro rechazo más, Draco —murmuró—. No de ella.

—Pudiste soportar el de Theo —contestó el rubio con cuidado.

Blaise rió con un toque de tristeza.

—Tenía quince y no subí la cabeza por una semana.

—Pero aquí estás, lo estamos los dos —Draco tomó su mano y entrelazó sus dedos—. Superamos un montón de cosas y creo que ahora puedes entender que él tenía razón y ustedes no debían estar juntos.

AparienciasWhere stories live. Discover now