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Aliad

—¿Qué te preocupa? –La dulce voz de Aria lo distrajo de los turbulentos pensamientos que giraban entorno a cierto joven puberto. Apretó los dientes, enojado e intento tranquilizarse para responderle a su actual pareja.

—Nada. –No pudo evitar que su voz sonase irritada.

—¿Sabes que no puedes engañarme? –Aria le acariciaba la frente con sus delgados dedos– ¿Qué te tiene de mal humor? Has estado asi por dos semanas.

El bello rostro de su amante s superponía entre su visión, miro con detalle aquel delicado y hermoso rostro, las facciones de Aria eran suaves y gráciles, su piel de porcelana tan frágil como el pétalo de una rosa, sus hermosos ojos de color lila enmarcados por unas espesas pestañas parecían pequeños colibrís, bajo su mirada a los delgados labios de color melocotón, los había besado un montón de veces porque le gustaban.

—¿Qué te hace pensar que tengo algo? –Por fin le respondió solo que con otra pregunta.

Las mentiras no estaban permitidas, ningún dios podía mentir al hacerlo un amargo sabor que le heriría la garganta y era algo desagradable, porque duraba una semana y no estaba dispuesto a sufrir heridas en la boca. Aria achicaba sus ojos como si sospechara que él estaba tramando algo, pero después suspiraba.

—Aliad, ¿sabes que diosa soy?

Frunció el ceño, a que venía esa pregunta.

—La diosa de la paciencia... –Fue golpeado, no pudo evitar reírse– Tranquila, solo estaba jugando, eres la diosa del amor ¿Por qué lo preguntas?

—Conozco el corazón de cada criatura, dioses, lobos, vampiro, monstruos... –Ella lo miraba tranquilamente, aunque en sus ojos le incitaba a que confesara algo que él no tenia idea– ahora dime, ¿Qué es lo que te perturba?

¡Nada! Pensó en algo antes de responderle.

—Me preocupa, Heather. –No era una mentira, pero tampoco era la verdad– algo me dice que se está metiendo en problemas.

—Bueno, tu hermana tiene que experimentar la vida. –Aria sonreía creyéndole lo que le había confesado– ten por seguro que todo lo que experimente la hará crecer y se la diosa para la que nació ser.

Volvió a fruncir el ceño y resoplo.

—¿Lo viste en tu bolita mágica?

—No ando espiando a la gente. –Aria se cruzaba de brazos enojada– Soy la diosa del amor, no del destino. Además, no es difícil ver que tu hermana siente algo por el hijo del Alpha.

Gruño ante la mención de ese mocoso, Heather había estado bipolar por su culpa, Andrew no se merecía a su linda hermanita, nadie iba a dañar a Heather si el estaba para impedirlo, mataría todo aquel que osara tocar su hermana o herirle los sentimientos.

—Sobre mi cadáver voy a permitir que ese mocoso este con mi hermana, ¡es mi hermana!

Aria rodaba los ojos y lo golpeaba con suavidad.

—No puedes interferir en las decisiones y en la vida de tu hermana, llegara un momento en el que tengas que dejarla ir y eso no significa que no la ames o que no la tengas, es tu hermana, pero ella tiene que formar su camino, ten fe en ella.

Bufo molesto y se levantó de entre las piernas de su amante, no quería que su hermana sufriera no como lo había hecho su madre... se había sentido impotente ante el sufrimiento de su madre, todavía dolía.

—Dejemos este tema. –Se acomodo en el pasto, estiro una mano para tomar una manzana a la cual le dio una mordida– ¿hoy no tienes deberes?

—No, hoy estoy libre, aunque antes de venir revise las cuerdas del alma.

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⏰ Last updated: Jul 27, 2021 ⏰

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4°La Compañera del Alpha.Where stories live. Discover now