Poesía Infinita

~Ana Frank~

Son mis ojos reflectores de mi propio libro, son mis manos las escritoras de tal historia vivida entre paredes estrechas. Historia que susurra libertad, historia que súplica por igualdad, libertad e igualdad que nunca probé.

Oculto mis ideologías en esta esquina, mi favorita, y entre letras que rocié en hojas de papel, como perfume entre líneas. Desde afuera susurros se escuchan seguidos de ahogados gritos, pero en mi lugar permanezco buscando aquella paz que desconozco.
Sigo en mi esquina favorita como expectadora de tal horrible escena. Me acoplo.

Mi diario pide a gritos mis caricias, pide a gritos que le hable, pide a gritos que calle el ruido atómico exterior pero lo calmo contándole mis planes a futuro. El sol se está ocultando y me pide que lo arrulle para despertar el sueño, para soñar que algún día se conozca su existencia aún si muero.

La ausencia de amor, comprensión y libertad no apagan esta vela, el frío invierno no apaga esta inmarcesible vela. Que mi luz llegue a brillar por siempre deseo, pues ancia con ataduras, con cadenas oxidadas que no me permitieron correr. Rompieron mis pies los cristales rotos del camino, cojeando escondida permanecí a la vista del positivismo pero a la vez del pesar de ver como exterminaban a mi gente, gente que amo, gente que por breves instantes brillaron conmigo esperanzados a conocer la libertad.

Si tan solo mi vida no hubiese sido tan corta, mis páginas no hubieran quedado incompletas, mi alma no estaría rota. Más sin embargo, me alegra que mi historia haya sido dada a conocer, que mi luz aún siga brillando, luz que brilló aún cuando los bombardeos callaban a los focos, callaban voces, callaban vidas, callaban almas, callaban la libertad, esa que a penas vi su sombra, callaban ideologías y razas entre fronteras convirtiendo las calles en desiertos y los campos en hojarrascas de sangre guerrera.

Mi casa es tu casa, mi diario es también tu amigo, comparto contigo un poco de mi vida...
Un poco de mi corta vida.