Blue.

625 118 35
                                    

Pasaron muchos minutos desde que el menor empezó a llorar; Takemichi, por su parte, solo se quedó a su lado tratando de dar ánimos.

Después de mucho tiempo sin habla, Takemicchi rompió el silencio al darse cuenta que había algo más en el lugar.

—Chifuyu, mira a tu derecha.

Hizo caso sin pensarlo, soltando su fuerte agarre del pecho.

Pudo divisar una de las grandes maravillas de este mundo, uno de los más extraordinarios regalos que la vida nos ha dado.

El mar.

Estaban en frente del mar en todo este tiempo y jamás se dio cuenta por estar tan ofuscado en sus pensamientos, por lo que soltó algunas risas sarcásticas en lo bajo. Más patético no podía llegar a ser.

—Es hermoso, ¿no? —Takemichi le sonrió.

Matsuno asintió con su cabeza, más calmado.

A pesar de estar de noche, a pesar de que las luces de los postes eran lo único que iluminaba la zona; él se dio cuenta de algo.

—Es azul.

El mar era azul.

Azul como sus labios.

Azul como sus venas.

Azul.

Azul como el color de la tristeza, pero a la vez de la serenidad.

Azul, tal y como se ve el planeta desde lejos.

Azul, el color más humano.

¿Cómo puede ser que un color tenga tanta emoción para él? Todo estaba vinculado desde el día en el que se fue. ¿Acaso era capaz de odiar un color tan hermoso que solo podía traerle recuerdos junto a él?

« Como quisiera olvidarlo por completo para deshacerme de este dolor. »

—No deberías olvidar a Baji.

Matsuno volteó su cabeza asustado hacia Takemichi. Pensó que había leído sus pensamientos.

Takemichi prosiguió con la voz decidida, dirigiendo su mirada a Chifuyu, que todavía se hallaba sentado en el suelo.

—Deberías aceptarlo, pero no olvidarlo. Olvidar es la forma de huir más cobarde que hay.

—Más cobarde, ¿eh? —Susurró.

—Superar con el tiempo es la clave.

Sin lugar a cuestiones, era verdad, nunca podría olvidar a la persona que más respetaba, admiraba y quería.

Todas estas semanas trataba de dejarlo atrás y lo único que recibía a cambio era un desgaste emocional.

Sonreír en farsa era todo un dilema, un tormento. Tal vez se podría comparar entre las fotos incómodas en donde no quieres salir en ellas pero te obligan a sonreír a la cámara; era igual. Algo forzado, porque en realidad lo único que se emitía dentro de su cabeza era lo que fue y dejó ser.

Pero no quería pensarlo y echarse a un océano de lágrimas otra vez.

Suspiró y se levantó. Sus ojos se enfocaron al oscuro mar que estaba en frente de ambos, dejándose llevar por el zarandeo de su pelo debido al fuerte viento que estaba presente.

¿Seguía doliendo? Por supuesto. No obstante, de a poco dejó de sentir la presión de desear que todo desaparezca para estar en soledad.

Apretó sus puños; todo era tan difícil.

Takemichi se percató del movimiento y tocó el hombro de Chifuyu, dándole consuelo.

—Gracias... Por todo. —Murmuró, agradeciendo por tener un compañero junto a él. Después de todo, tenía compañía.

Sería un largo recorrido que debería tomar solo para decir que ya no le dolía la muerte de su amigo.

« ¿"El tiempo cura"? ¿O uno hace que el tiempo lo cure todo? »

Sonrió al meditarlo, pero no quería tener eso en mente todavía; solo quería disfrutar del paisaje nocturno y su alrededor.

Quizás se volverían a ver en la otra vida, si es que hay alguna. No obstante, estaría con ansias en poder vivir lo máximo posible para volver a encontrarlo y sentir sus brazos nuevamente.

Se paró cerca de las barandillas y se dispuso a respirar aquel aire que irradiaba una brisa de tranquilidad.

Lo único que le importaba ahora es proteger a su nuevo amigo, a que no le pase lo mismo.

Por otro lado...

Seguramente mañana llore de nuevo.

Sin embargo, la diferencia notoria de ahora sería de que podría caer de nuevo en el abismo, pero podría volver a iniciar con más fuerza.

O eso es lo que llegaba a imaginarse.

Lo único que no cambiaría era su amor por él.

Nunca llegará a conocer alguien como él.

Blue lips || BajifuyuWhere stories live. Discover now