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Podía sentir el aire pesado en aquel extraño lugar, miraba a su alrededor intentando identificar un poco la sala en la que se encuentra pero solo se encontró con nada; una habitación completamente blanca sin nada. No entendía en donde se encuentra, intentaba formular alguna palabra pero estas no salían por más que se esforzará en hacerlo. Suspira resignado, notando que incluso su intento de suspiro ni siquiera fue escuchado, solo se vio su movimiento de labios haciendo dichoso gesto. Rodó los ojos comenzando a caminar sin rumbo alguna a un lugar vacío, le molestaba que siempre se encuentre con lo mismo, nada.
Quería gritar con todas sus fuerzas, pero escuchó algo detrás de él. El sonido de una puerta rechinando lo hizo voltear, encontrándose con una puerta mostrando luces de colores, muchos colores fuertes para su gusto.
Estaba por acercarse a ver que habitación es esa, tan luminosa y al mismo tiempo podía sentir una agradable sensación de total tranquilidad en su pecho. ¿Qué significa todo eso? No estaba seguro de nada.
Antes de que pudiese cruzar la puerta, otra más fue abierta. Miró extrañado las luces que se veían, todas son de colores opacas, grises y negras con algo de blanco. Definitivamente ya no entiende que está ocurriendo.
También quería ir a verla, pero se detuvo por oír la voz de alguien bastante conocido para él, sonrió al darse vuelta y finalmente verle la cara. Su compañero lo miraba también con una leve sonrisa en el rostro. Se le ve tranquilo como siempre, con esa aura de paz que tanto le encanta de él.
Quiso hablar, pronunció su nombre pero aún no se le podía oír nada. Se sentía como si fuese un mudo, o como si sus cuerdas vocales no las tenga, es imposible hablar, no valía la pena intentarlo por más que lo haga una y otra vez.
Cerró los ojos mientras daba pisotones en el blanco suelo desconocido. Luego levanta la mirada, pero el joven catalán ya no estaba ahí, simplemente desapareció como si nada.
Tragó grueso al creer que otra vez estará solo, por lo que se da vuelta para decidir a cual puerta ir pero ahí estaba su compañero, parado entre las dos puertas. Es como si las cuidara, entonces deben significar algo para él si las cuidan. Al parpadear Eric aparece enfrente de la puerta de las luces coloridas, mostrando nuevamente aquella hermosa sonrisa que por alguna razón, ama ver siempre que puede hacerlo.
El joven catalán sin pronunciar palabra alguna; fue acercándose a pasos lentos hacia él, no mostrando querer hacerle daño, al contrario, más bien pareciera como si quisiera abrazarlo por el movimiento en sus brazos. Ferran no se movió, solo se quedó observando cada rasgo del rostro contrario, viendo cada una de sus perfecciones. Jamás tuvo el tiempo de mirarlo con atención, haciéndolo durante bastante rato para ser exactos.
El catalán se detuvo apenas hubo una distancia demasiado corta; con un simple movimiento podían acabar en un beso accidental o a propósito, cualquier pudiese ser.
