Capitulo 3

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Las mujeres obstinadas eran la pesadilla de la existencia de Sasuke, y parecía que el destino disfrutaba lanzándolas constantemente en su camino. Sobre todo cuando se trataba de establecerse con una mujer.

Al encontrarse con Sakura, había esperado que ella probara ser fácil de encantar y que se encontrara a sí misma intrigada por él como él por ella. Pero no. Ella le pidió que la dejara sola, y él se fue.

Acechar a la distancia iba en contra de su crianza. La nobleza rusa, incluso del tipo de los cambiaformas, no admitía la derrota. Criado en la adversidad por una madre que no entendía el significado de perdedor, Sasuke no se rindió. Ganar era la única opción. Sin embargo, incluso el más famoso general sabía cuándo retirarse y reagruparse, especialmente en situaciones delicadas, como ésta.

Rodeado por el enemigo, también conocida como la sangrienta y bien intencionada familia, tenía que andar con cautela. Ninguno de ellos quería que él robara a la exuberante Sakura. Pero sus opiniones no tenían importancia porque él había visto un rayo de esperanza.

Tras su reunión, Sasuke había percibido el interés de Sakura, un interés que hizo imposible continuar debido a la intervención de una leona entrometida. Dado que Ino parecía decidida a frustrarlo, dejó a Sakura con su chaperona, pero no abandonó su complot.

Por el contrario, despertó su interés. Tan pronto como la oyó hablar, y cogió una bocanada de su delicioso aroma de mujer, –toda mujer con un toque de vainilla– se decidió a hacerla suya. La amenaza de su padre de matarlo no le molestaba. Algunas cosas valían la pena como para arriesgar la vida por ellas.

Al igual que su pequeño gatito.

Curvas deliciosas.

Su felino interior estaba en lo cierto. Ella lo tentaba con una forma deliciosa, más femenina que la de Meena, que poseía un cuerpo de tipo más atlético.

A Sasuke le gustaba más una mujer de figura más femenina. Esta mujer.

Ella será mía.

Y al infierno –del cual él era copropietario, dado que nadie quería el título de propiedad de la tierra en el norte de Rusia– con cualquier persona que pensara interponerse en su camino. Él la tendría, y antes del final de la noche.

Por supuesto que tomaría algunas maniobras. Nadie confiaba en el ruso, o eso había escuchado. Al menos los hombres no lo hacían. Las mujeres, sin embargo, agitaron sus pestañas y suspiraron mientras charlaban acerca de su 'talante peligroso' y 'naturaleza determinada'.

Determinado estaba bien. También se les escapó suave, astuto y seductor, todas herramientas que planeaba poner en uso para cortejar a la deliciosa dama de la cual no podía apartar los ojos.

Esperar hasta que Sakura se hallara sola tomó algún tiempo. Eventualmente, sin embargo, su guardia gatuna se alejó para bailar mientras Sakura observaba con nostalgia sin intervenir. Acercándose con un par de copas, le ofreció una.

—¿Puedo ofrecerte un refresco? —

—No debería. Madre dice que nunca acepte una bebida de un desconocido. —

—Ah, pero nosotros no somos desconocidos. —

—Es verdad. Eres el ex acosador de mi hermana. —

—Con cuanta dureza me juzgas, y, sin embargo, tal vez deberías percibir las cosas desde mi perspectiva. Vi a una mujer que quería y fui tras ella. —

—Fuiste tras mi hermana. —

—Obviamente un error. —

—¿Te parece? — Sus labios se inclinaron en una sonrisa.

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