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-Es para penetrarte mejor, querido.- murmuró con voz ronca y prometedora.

TaeHyung tragó saliva con dificultad. Su cuerpo se estremeció de pies a cabeza cuando reconoció el grueso sonido de la voz de YoonGi. Sus piernas flaquearon y se tambalearon hacía atrás, obligándole a retroceder.

Poco a poco, el lobo fue cubriendo su rostro con la fina sábana, ocultando su identidad una vez más. TaeHyung podía observar como el hocico del animal levantaba suavemente la fina tela, al igual que lo hacía el bulto entre sus piernas. El cuerpo del pelirojo estaba totalmente estático, el puente que unía su mente con el control de su anatomía se había derrumbado. Su mente gritaba: «Aléjate del lobo, aléjate del lobo», pero lamentablemente su cuerpo no le respondía.

Continuó observando como el cuerpo del lobo comenzaba a tomar una forma más pequeña, como si se estuviera transformando. Lentamente la sábana se fue amoldando a lo que parecía un cuerpo humano; con piernas largas, abdomen fuerte y brazos musculosos. El bulto sobresalía aún más.

De repente, TaeHyung volvió a recobrar el control de sí mismo. Sin pensárselo dos veces, giró sobre sus talones y la capa roja lo acompañó. Soltó un grito de terror y corrió hacía la salida de la casa. Tomó el pomo de la puerta, por la que anteriormente había entrado, y lo giró con desesperación. La puerta se abrió con el chillido de las bisagras oxidadas y la madera desgastada. El pelirojo bajo las escaleras lo más rápido que pudo y cruzó el jardín.

Miró hacía ambos lados. Bosque, bosque y más bosque. ¿Estaría bien cruzar el inmenso y tupido lugar a altas horas de la noche? ¿Dónde estaría su abuelo? ¿Acaso el lobo se lo había comido?. Su corazón palpitaba con fuerza y su cuerpo estaba sumergido en miedo tortuoso que nunca había sentido.

Tragó saliva con fuerza y decidió correr hacía el pequeño establo abandonado que había construido su abuelo al lado de la cabaña. Éste, desde un principio, había soñado con tener un rebaño de ovejas pero, misteriosamente, un extraño animal se las comía cuando su abuelo dormía. Sus piernas aumentaron de velocidad y en cuestión de segundos logró llegar al refugio de tablas de madera vieja, piso de tierra y paja acomodada en gruesos rectángulos atados con cuerdas.

TaeHyung, con la respiración sumamente agitada, se dirigió hacía uno de los rincones del pequeño lugar, se escondió detrás de una de las pirámides de paja que se acomodaban alrededor y cerró sus ojos con mucha fuerza, sintiendo el corazón en la garganta.

Se escuchó un forcejeo en la puerta. El pecho de TaeHyung subía y bajaba con velocidad, muy ruidoso para los agudos oídos del lobo que se encontraba del otro lado de la puerta con una sonrisa felina y llena de promesas. No veía la hora en lamer aquel tembloroso trozo de carne que se encontraba tan cerca de él. Podía olfatear el delicioso olor del menor y palpar el miedo que lo recorría.

¡Joder! Eso lo excitaba mucho más.

El pelirrojo contuvo la respiración y colocó su mano sobre su boca para acallar cualquier sonido.

Esperó, ahogado en la ansiedad y en el miedo a lo que ocurriría a continuación. Mordió su labio cuando escuchó la puerta del establo abrirse. La madera se arrastró contra el piso, lentamente, casi no podía escucharse. Así se mantuvo por varios segundos, nada se escuchaba. Todo estaba sumido en un profundo silencio.

TaeHyung tomó valentía desde donde no tenía y se atrevió a asomar un poco su cabeza, a un lado del gran rectángulo de paja.

La puerta se cerró bruscamente, de un solo golpe, con una rapidez destructiva que provocó que la madera se astillara un poco al chocar entre sí. TaeHyung se sobresaltó en un lugar y un débil sollozo salió de sus labios. Rápidamente apoyó su mano sobre la otra y se presionó con fuerza la boca. Las lágrimas amenazaban con bajar por sus mejillas.

Taehyung y el gran lobo feroz | YoontaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora