2-Cartas de desamor (997 palabras)

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Querido Hideki,

No dejo de pensar en vos. Aquel beso fue el comienzo del mar de amor al que estamos destinados a recorrer juntos. Amo como cada día que transcurre nuestro amor se hace más fuerte y aquel lugar se ha vuelto nuestro lugar de encuentro seguro. Todavía recuerdo como hace dos días, mediante la estrecha mirada de la Luna y los animales que viven en aquel lugar. Te entregué mi flor, con mucha vergüenza. Pensando que nos escucharían. Sin embargo, solo fueron ilusiones del temor y de mi mente, la cual, aseveraba que estaba haciendo algo incorrecto. A fin de cuentas, soy la reina de Japón. Mas, con vos siento que renazco cada día. Sé que nuestro amor es como la primavera: bella y resplandeciente. Pero, al igual que la estación, pasará igual con nuestra relación. Sé que vendrá el verano, pero las plantas se marchitan cuando no hay calor y el invierno es inevitable. Aún así, quiero estar con vos.

Atentamente, Atsuko.

La reina termina de escribirla e introduce la hoja dentro de un sobre a la espera de que lo reciba su amado. Cada nueva misiva que envía su vocabulario se torna más informal. Es normal. Ella lo ama, sin embargo, sabe que hay muchas revueltas religiosas que desean derrocar su reino. También está aquel emperador chino que ayuda a hacer más poderosas las revueltas religiosas.

Aún con todo el dolor de su corazón sabe que tiene que romper con él. Quiera o no, el otoño está próximo y al igual que la fauna dormirá. Ella debe hacer lo mismo con su relación. Un paso en falso supondrá la destrucción tanto de la corona como de su vida. «Es injusto amar a alguien que no puedes corresponder por tu título. Pero qué es peor. ¿Ser asesinada y no lograr nada con ese ser al que amas o romper toda relación y quedar como meros desconocidos? Para mí, ambas ideas son similares»

Fija su atención en la Luna que se encuentra envuelta de estrellas en esta noche llena de luz con aquel satélite teniendo una forma circular inmensa. Sus ojos sueltan miles de lágrimas. Rogando a aquel satélite mientras se arrodilla ante la tarima de madera. «Concédeme un deseo. Si en esta vida no logro ser feliz con Hideki. Quiero que en nuestra próxima reencarnación podamos consumar felices nuestro querer».

🎎💌🎐

Mi Gracia,

Comprendo como te sientes. Aún así, quiero que sepáis que aunque decidas como estaremos. Seguiré amándote, dándote todo lo que pueda en cada situación. Desde la llegada de tu primera carta. He sentido muchas emociones. Pero la que más me gustó fue aquella que me hizo llegar a ti. Mi corazón no dejó de bombear sangre a un ritmo mayor al habitual. Y, desde entonces sigue igual. Quiero seguir estando a tu lado hasta nuestra despedida. Te amo.

Hideki

Sonriente coloca la carta en su sobre. Fuera de su habitación vislumbra a través de dos faroles que hay a los lados de la puerta, la silueta delgada de un hombre alto. Abre la puerta y a pesar de sonreír, Hideki siente un escalofrío al verle.

—Ya ha pasado demasiado tiempo, ¿cuánto tiempo vas a seguir con la farsa del pastor Hideo? —Hideki sonrie al percatarse que todavía nadie sabe sobre la firma que pone en sus cartas a Atsuko.

«Esto es bueno. Sé que cuando descubran que firmo con mi verdadero nombre me matarán». Traga con pesar sin quitar esa mueca socarrona.

—¿Qué te hace tanta gracia? —cuestiona el hombre calvo mientras las dos chicas que llevan los faroles y sus tres guardias entran al lugar—. Ya debes saber que me interesa vuestra vida solo porque sois el emperador de China y porque os habéis vuelto muy cercana de esa víbora.

—Repítelo de nuevo y... —Se abalanza ante aquel hombre que llevaba unas telas anchas blancas en los laterales y en el centro varios amalgamas de las enseñanzas budistas.

—...¿Qué harás si lo hago? —contesta con suma relajación mientras se deleita al ver como el rey está siendo sujeto por dos lanzas de punta alta.

Haciendo un ligero corte con el que mancha ambas puntas metalizadas.

—Te juro que lamentarás todo lo que estás haciendo.

—Puede ser. —Hace una pausa y recuerda su mejor carta— Si caigo, contaré a toda la corte tu gran secreto. Veremos como te mirarán cuando sepan todos que tú fuiste el causante de todo.

—Está bien. —Rabioso aprieta sus dientes mientras una vena se le marca en la frente.

—Así me gusta. —Le da palmadas como un perro al ver como comienza a obedecer— Quiero que actúes a más tardar este fin de semana.

—Pero necesito más tiempo.

—Ya te di cinco meses.

—Mañana es domingo... —El hombre obvia el comentario dicho en un tono apagado.

Golpea la mesa y comienza a destrozar todo el mobiliario con furia. Por culpa de aquel sacerdote perdió su trono y además ahora tiene que acabar con su amada.
Es entonces cuando mira el sobre. Se encuentra impoluto pese a todo el caos que ha sembrado. Lo agarra y en un impulso comienza a ejercer presión. «No quiero seguir con esto». Un chorro de agua cae por su orbe derecho y decide escribir otra carta. El tiempo ha dictado sentencia y él no jugará en contra del destino. No otra vez.

Querida Atsuko,

Te odio. Eres una ilusa, traicionera, manipuladora y no sientes nada por nadie. Si tu deseo es terminar con todo. Hagámoslo ya, no quiero seguir con esta farsa más tiempo. Por favor, no me busques. No deseo saber nada más sobre tu persona, ni sobre este asqueroso reino.

Hideki

Con mucho dolor en su corazón firma con su nombre. Dejando en claro que esto es definitivo. Y al fin, ambos despertarán de este hermoso sueño. Para enfrentarse a la realidad en la que ambos son enemigos. Aunque algo dentro de él desea por muy improbable que parezca. Quiere que ella aparezca y fugarse ambos. Comenzando una nueva vida juntos.

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