8-Hecha de traumas

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¿Se supone que debería saber qué hacer en estos casos?

¿Se supone que debería estar aquí?

¿Se supone que debería de haber hecho algo diferente?

Al parecer sí, porque no tiene compasión.

Derek me tira por la cintura de vuelta a la cama, sin rastro de sonrisa o delicadeza. Me deja allí y yo ni siquiera intento forcejear. Solo me retiro la barra lentamente y me arrastró hasta dentro, hacía la oscuridad, como un cazador a su presa.

Me siento en la cama, la adrenalina baja conforme a los latidos de mí corazón, que hace unos momentos estaba dispuesto a todo sin tenerlo nada. Nada que perder, ¿Cierto? Nada que ganar.

¿En qué pensaba? No tengo a nadie. Y es impresionante que de algún modo me sienta traicionada.

Yo me siento traicionada.

No es para menos, ¿Qué hago aquí?,¿Qué quiere de mí?,¿Por eso nos encontramos antes?,¿En qué momento entró en mí mente? Afuera no se escucha más nada, no hay ningún cambio, las misma luz tenue de la rendija y el mismo silencio, sin indicios claros de dónde podría estar.

Los pensamientos corren como un río, uno tras otro, escenas paralelas. En un estoy despertando y huyendo para reencuentrarme con mí familia, en otra huímos de los autos, en otra solo me levanto como siempre y hago el desayuno y en otra hasta está mamá. Todo me parece bien.

Porque todo está mal.

Gracias por el dato.

Cierro los ojos, no hace la diferencia, todo es oscuro igual.

Oscuridad, como un monstruo ya conocido siñiendoce, frío, silencio, negrura y nada; y ahora el recuerdo claro del sueño pasado.

—Hola pasillo infinito, hola luces pobres, hola puerta hacía la raíz de mis más profundos traumas y vacíos existenciales que constantemente me hacen entrar en crisis. ¿Qué tal todo por aquí? Mucho papeleo, ¿Eh?

Solo el eco de mi voz me recibe.

Avanzo, como sí en realidad no fuera la única opción.

—De-Ti-Ma-Rin-De-Do...

Y simplemente entro en la puerta la que cae la última sílaba de la canción.

Y justo lo que necesitaba en este momento, mí primer encuentro con Derek, ya quiero ver qué era lo que mí yo de ¿diez?, ¿Nueve? Años pensaba.

Estoy... Bueno, mí yo de antes está bajo la sombra de un árbol, sentada en la banca debajo leyendo, cuando llega un grupo niños, de mí edad aparentemente haciendo mucho ruido y tirándose entre ellos de aquí para allá.

Estamos en el patio central de la escuela, uno de ellos se adelanta con un sonrisa de malicia y dice:—Hola, amiga, ¿Por qué tan sola, amiga?¿Qué haces amiga?—Se inclina un poco más—¿No sabes hablar?

Y antes de hablar tomo un suspiro y mí tiempo para levantar la vista del libro, justo cuando otro dice:—Seguro es porque nadie le ha hablado nunca.

Seguro son tan groseros por que nadie les ha dado un lección.

—Idiota, estaba apunto de hablar, —dice el que  está del otro lado, desde mí perspectiva todos parecen sombras de diferentes tamaños por la entrada de la luz.—dime amiga, ¿Qué lees?—Pregunta con un tono de falso interés.

Irritada en muchos niveles, tomo mi bolso y me levanto,—Quete.

_¿Quete?

—Sí, qué te importa.

INTELIGENCIAWhere stories live. Discover now